Se le recuerda además por sus artes pesebristas. Su obra está exhibida en el museo El Castillo.
“Artista, detallista, amorosa y entregada a Dios”, así recuerda Juanita Cobollo a su tía Olga Vélez de Briñón, quien falleció este domingo 4 de diciembre como consecuencia de un infarto.
Sobre Olga Vélez de Briñón son muchas las cosas que pueden decirse: estudió Filosofía y Teología, fue ceramista y pintora y laureada en múltiples ocasiones por sus pesebres -incluso en España-. Actualmente el Museo el Castillo expone pesebres hechos por ella, y a esto hay que sumarle que fue una de las seis estudiantes de la primera promoción del colegio Palermo San José.
“Era una mujer muy talentosa, una de las mejores pesebristas del país, hasta hace tres meses seguía recibiendo clases de pintura. Era una amante del arte”, así la recuerda su sobrina, para quien su tía “murió en la misma paz con la que vivió”.
Vivir en El Poblado lamenta la muerte de la señora Olga Vélez y envía condolencias a su familia y allegados.
A continuación, como homenaje, publicamos un texto que Olga Vélez escribió sobre la Navidad:
Navidad: he aquí una palabra que tiene la magia de trasportarnos hasta el año 1° de nuestra era, para hablarnos de un acontecimiento sin precedentes en la historia de la humanidad: el nacimiento de Cristo, Dios se hace hombre; de allí nuestra trascendencia, la noticia de nuestra inmortalidad y el fundamento de nuestra esperanza. En ese momento sublime, Dios se revela definitivamente a los hombres; un misterio perdurable que no solo conmemora sino que se repite, se perpetúa en el tiempo y en este 2007 veremos en nuestro portal un niño que sonríe a: María, José, los pastores y a los Reyes de oriente y concede la paz a todos los hombres de buena voluntad: que derrocha ternura con quienes le aman y se acercan a su cuna, que se hace uno de nosotros para llenar de alegría a grandes y a grandes chicos.
En Colombia se ha celebrado en cristiano desde el descubrimiento de América. La llegad de Colón a nuestro continente, trajo el tesoro de la primera evangelización y con ella esa herencia de la celebración de la Navidad, delante del Pesebre. Hay una anécdota interesante contada por un español llamado Manuel Sánchez Monllor, que hablando del descubrimiento nos cuenta que un día de navidad, la carabela Santa María capitaneada por Colón, encalló frente a la costa dominicana, fue en esa fecha la primera Navidad que el descubridor celebró entre nosotros, ello dio origen al nombre del primer poblado en América, llamándolo Navidad; como el motivo del naufragio fue el sueño y el cansancio del timonel, la celebración de la nochebuena, Colón comento esta ciudad se llamará Navidad “ así lo quiso el Señor.
Durante la conquista y la colonia se continuó celebrando la Navidad con pesebres primitivos por falta de figuras apropiadas y cocimiento de su montaje, pero lleno de ingenuidad y folclor. Al principio los mismos indígenas hicieron imágenes de barro primitivas y llenas de imaginación. Después poco apoco fueron llegando imágenes de los países católicos de Europa, principalmente de España e Italia; se fueron construyendo belenes más elaborados y verdaderas obras de arte con los pesebres quiteños del tiempo de la colonia. Hoy en día con numerosos talleres, revistas que nos llegan de muchas partes, con lindas ilustraciones hemos llegado al pesebre bíblico lleno de hermosos detalles de construcción, mobiliario, iluminación etc. Que quieren representar la escena lo más fielmente posible; que es todo un arte además de una linda devoción, sin que por ello pierdan su valor los pesebres autóctonos que nos llevan a contemplar al Niño Dios en una casita campesina, o en un bohío indígena o en una hamaca debajo de los cocoteros.
En el Castillo llevamos ya 23 exposiciones con la de este año y hemos visto como se progresa y mejora la calidad de los pesebres. Fomentar esta bella tradición ha sido uno de los grandes propósitos y vemos complacidos que se ha conseguido con creces, a base de trabajo, disciplina, dedicación, esfuerzo, cariño, se han alcanzado muy buenas realizaciones de tantas escenas de la vida de Jesús que nos llenan de alegría.
Estas exposiciones que ahora se han multiplicado en todos los rincones de Medellín y en otras ciudades de Colombia, nos han enseñado a querer esos momentos de la vida de Jesús allí representados, a amarlos e imitarlos. Muchas veces hemos repetido que el Pesebre es una cátedra. Aprendamos del divino Niño: sencillez y humildad; nace en un establo; obediencia: cumple la voluntad del Padre para redimirnos; ternura: reparte sonrisas a quienes le buscan; lo sentimos ínfimamente cercano y por lo tanto somos felices a su lado. Estamos delante de la familia de Nazaret, ejemplo perfecto de toda familia cristina.
Desde noviembre adelantamos la celebración para prolongarla, saborearla, hablar en el idioma de la alegría que entendemos todos los grandes y pequeños.
Bienvenida Navidad.