El curador insiste en la importancia de haber apreciado la primera parte para entender de forma más clara la evolución que demuestra la segunda. “Es la confirmación de la primera parte, demuestra que la pelea por el abstracto da sus frutos” dice Sierra, pero además, ella sola despliega en absoluta nitidez el trabajo abstracto de artistas colombianos. “Ya no importa qué es abstracto y qué no es” dice el curador. El movimiento ya ha sido legitimizado y los artistas, inspirados y educados por la naturaleza, se han desprendido de ella para la creación. “Estas obras lo que dicen es que el artista tiene un cerebro” aclara Alberto Sierra al señalar que no son interpretaciones de lo que ven los creadores ni cuentan su versión de la naturaleza sino que inventan sus propias obras revelando cargas conceptuales y hablando de textura, pintura y color.
70 piezas creadas entre 1975 y 2007 por artistas como Manolo Vellojín, Máximo Flórez, Jaime Franco, Luis Fernando Roldán, Alberto Uribe, Manuel Hernández, Rodrigo Echeverri, Ricardo Cárdenas, y Danilo Dueñas, junto a los grandes que continuaron en la abstracción toda su vida como Eduardo Ramírez Villamizar, Hugo Zapata, Edgar Negret u Omar Rayo. En las obras se encuentran todo tipo de materiales: lonas, lienzos, hierro, tela, madera, vidrio o cristal y por supuesto todo tipo de colores y figuras para recrear los ojos y el interés histórico en el arte abstracto como lo vivieron y viven nuestros artistas. Otros artistas con los que el público podrá deleitarse son Carlos Rojas, el maestro de maestros según el curador, Beatriz Olano, Juan Antonio Rodas, Germán Botero, Ronny Vayda, Beatriz Jaramillo y Álvaro Marín.
Con esta segunda parte, Alberto Sierra y Suramericana, culminan una ambiciosa recopilación plástica que encamina al espectador por un recorrido nacional de seis décadas en el arte abstracto que no se puede dejar de ver. La segunda parte de la exposición estará abierta al público hasta el 31 de julio. Informes en el 260 2100.
La primera parte
Durante el fin de 2007 la Sala de Arte de Suramericana alojó más de cien obras de artistas colombianos que desde 1945 hasta 1975 se interesaron, de alguna forma, por el movimiento abstracto que agitaba al país. Algunos de ellos continuaron por otros caminos haciendo de la abstracción un paso o una experimentación hacia sus propios estilos como David Manzur o Pedro Nel Gómez. Otros le apostaron a lo que entonces parecía una moda y continuaron este camino artístico como Ramírez Villamizar y Hugo Zapata, cuyas obras y evolución artística pueden apreciarse en ambas exposiciones. La importancia de la primera parte radica en su explicación de la abstracción, cómo los artistas se fueron independizando de la naturaleza y acercándose a la geometría.