La exigencia del motocross no es barrera para mujeres que desean iniciar su práctica. Para algunas es una manera de desfogar emociones.
Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]
Tania Chaljub se siente liberada, “se me olvida el mundo”. Hace apenas dos meses comenzó con las clases, aún cuando nunca antes había manejado moto. En muchas ocasiones sí montó, pero como acompañante, y las sensaciones son muy distintas.
“Mis amigos han tenido moto y por eso siempre fue una de mis pasiones. No quise aprender a manejar una común y corriente, sino que me dejé ir por la adrenalina, me gustan los riesgos”, señala.
Empezó el curso y de inmediato se enganchó con este deporte. Superó sus expectativas, incluso las que sentía cuando acompañaba a sus amigos como parrillera.
Su instructor es Martín Mesa, un piloto de helicóptero, afiebrado por los deportes extremos y de aventura, codueño de la empresa Xperience Factory, en la que dicta cursos de motocross y también dirige trochas. Es, además, influenciador digital.
Todo inició por cuenta del interés de su esposa Alicia Londoño, con quien compartió una empresa de venta de motos. En una Navidad, Martín le regaló una moto. “Ella empezó a entrenar y a competir y muchas mujeres le preguntaron cómo podían aprender aunque no tenían moto”, recuerda.
Surgió así el primer curso, dictado por la misma Alicia, como una manera de transmitirles tranquilidad a las participantes y que entendieran el proceso que ellas debían seguir para alcanzar un nivel de iniciación óptimo.
Así es el proceso
La mayoría de mujeres que llega lo hace sin ninguna experiencia previa en una moto -como Tania Chaljub-, mucho menos han tenido experiencias previas en pistas ni conocen los elementos básicos de seguridad que se requieren para montar, como el casco, los guantes, la pechera, las rodilleras, entre otros.
“El primer día les prestamos motos semiautomáticas, que no tienen clutch pero sí cambios”, señala Martín. Se trata de las motos pitbike, con un cilindraje de 125 centímetros cúbicos, cuentan con un motor “poderoso”, pero en un chasís pequeño, ideal para las mujeres cuya talla no es muy alta, y que les permite que siempre van a alcanzar el suelo.
La instrucción es personalizada, con grupos de no más de diez personas.
Ya cuando las participantes han dominado la moto, se realizan competencias entre ellas, teniendo en cuenta el nivel de cada una. Lo más importante es “recrearse y disfrutar”.
“La mayoría llegan temerosas, algunas del susto se quedan pegadas del acelerador, y por eso al comienzo hacemos algunos ejercicios con la moto apagada. Al finalizar, algunas siguen con el proceso y pasan a niveles más avanzados”, comenta Martín, quien asegura que desde que comenzaron las clases ha notado un aumento en el número de participantes de la categoría femenina.
Hoy, incluso el tema se ha prestado para que haya parejas que han decidido inscribirse juntas a los cursos, para tener la posibilidad de competir acompañados o salir a montar en su propia máquina.
En Antioquia hay pistas de motocross en Guarne (Road Track), la de Incolmotos Yamaha en Girardota y la pista Terras en Amagá.
¿Hay protección especial para ellas?
Martín Mesa afirma que los elementos básicos de seguridad y la indumentaria son los mismos para hombres y mujeres. Se refiere a pantalón, jersey, botas, rodilleras, casco, gafas, pechera y guantes.
Para las damas hay dos categorías en la actualidad: novatas y expertas.