Dos años de denuncias, no caprichosas sino basadas en la norma y en el sentido común, para terminar a golpes…
Ese puede ser un resumen de los hechos presentados en la carrera 43F de Manila. Lo vienen padeciendo los vecinos desde 2014: congestión vehicular e invasión para el peatón, son parte de las dinámicas que, siendo propias de áreas interiores e intereses particulares, se desarrollan en el espacio público.
El nombre propio de esta anomalía es Cinco S.A.S., una firma contratista de la empresa Claro, y su práctica no es inédita ni exclusiva: impactos de este calibre a los bienes públicos se aprecian por todo El Poblado, con el mismo efecto para peatones y para conductores. Empresas que se instalan en un sector, que requieren para su operación una cuadrilla de vehículos, pero que obvian la dotación necesaria de parqueadero.
Dicho de otra manera, toman provecho del espacio de todos para estacionar camionetas y motos, ahorran en costos y alivianan su rentabilidad. Y, mientras tanto, la exigencia a empresas de cumplir con determinadas normas para el uso del suelo se hunde en el olvido. El Gobierno buscó descargar de trámites al ciudadano para que generara riqueza, pero perjudicó el espacio público.
Entretanto, la secretaría de Movilidad explica que por el número de incidentes que se presentan en la ciudad, hasta 300 por día, frente a la nómina de guardas, casi 100 por turno, debe priorizar la atención. Y cuando se decide a actuar para tomar control del espacio público, es recibida a las malas: una de sus agentes fue golpeada y les arrebataron los talonarios de comparendos. “Nos fue como a los perros en misa”, aseguraron sobre lo ocurrido este miércoles en la 43F. Cinco S.A.S. también reportó agresiones.
Es decir, se consiguen parqueaderos a la fuerza y el ejercicio de autoridad también se desenvuelve entre la fuerza.
El Poblado se puede llenar de más vías y ojalá, si ese es el camino elegido, que sea con procesos de planeación y de ejecución diferentes a los expresados por la Valorización. O puede optar por más rutas de servicio público o ciclistas y peatonales. Pero si el punto de partida solo son el beneficio particular y las medidas de fuerza, llegaremos a nada.