La Feria Taurina de La Candelaria es el escenario lógico para que los amantes de la fiesta brava vivan su propia temporada. Pero más allá de las faenas, La Macarena se convierte en una inmensa pasarela en la que moda y comodidad van tomadas de la mano. La innegable elegancia de los trajes de luces, se ve opacada por los bellos atuendos que se lucen en estas jornadas. En esta ocasión, y respondiendo a los dictámenes de las actuales tendencias, podríamos decir que ganaron de lejos los linos y los algodones, las prendas ligeras y transparentes, acompañadas de flores, cinturones, mucha bisutería bastante elaborada y en los hombres, curioso, pero la guayabera estuvo muy presente más como si se tratara de las corralejas de Sincelejo. Esa prenda sigue muy vigente y resultó excepcional para las calurosas tardes de toros. De los sombreros, San Jacinto hizo su agosto y los vimos en todos los tejidos y texturas. Las botas siguen siendo las preferidas por las mujeres y, sin lugar a dudas, las que les confieren una delicada y sutil silueta. Moda para todos, moda para toros.