“Fico”, papá, qué más pues, ¿bien o no? (me imaginé en la glorieta de la avenida 33, transitada por muchos autos, a las tres de la tarde, lanzándome para ser el próximo alcalde “independiente” de la ciudad. En esa escena imaginaria, escuché a varios taxistas y choferes de buses urbanos que me saludaron con mucho entusiasmo: ¡bien, señor alcalde! ¡Vamos para adelante, papá! Los choferes hacían parte del equipo de producción que me ayudaban a ser famoso y también más cercano a la gente).
Ese fue un intento fallido de hablar como vos. Ah, ya me cansé, voy a escribir como lo hago yo. Cuatro años soportando ese mismo tonito: qué más pues, bien o no. Muy mal, Federico, muy mal… fueron tantas las vallas, los videos publicitarios en internet, en volantes y en Telemedellín que te voy a ser muy sincero: hasta soñé con tu discurso: Medellín cuenta con vos, pilas pues. Cuando los radios y televisores de la ciudad dieron a conocer el escándalo del anterior secretario de seguridad, por tener una cercana relación con los jefes delincuenciales, te cambiaron el eslogan: de Medellín cuenta con vos a Medellín cuenta combos.
Hombre, Federico, ¿cómo podés dormir sin sentir culpa por esos colegios, el hambre de los niños donde el agua no llega, o esos vagones del metro que se hubieran podido comprar con tu derroche en publicidad? Tenés un espíritu de Narciso muy adentro. Ya que salís de la alcaldía, es el momento, ahora que vas a tener tiempo libre, de ir a visitar un especialista para solucionar ese trauma de show mediático, o de tener tu propio canal de YouTube para que les des tutoriales a otros alcaldes de cómo gastar 130 mil millones de pesos en publicidad en un año.
Para mí sí es un trauma ¿Qué necesidad había de aparecer a toda hora, hasta en la sopa? Recuerdo ese día que robaron una cartera y te pusiste por encima del capitán de la Policía en su recuperación para llamar la atención. Claro, al siguiente día apareció y vos feliz porque te habían puesto en la mesa donde diste tu discurso muchos micrófonos de la prensa. “Es que acá no se puede robar”, decías, “porque la gente trabaja muy duro para tener sus cositas”. Claro, “Fico”, también trabajamos muy duro, todos los días, para cancelar los recibos del impuesto… que vos te gastaste en tu imagen. No fueron todos, qué tal, pero sí fue una cifra espantosa.
Tantas carteras robadas ese mismo día en Medellín; tantas en estos cuatro años, para solo poner el grito en el cielo por una. Hablando de cielos, allá donde va volando otro derroche de millones y millones: tu helicóptero de superhéroe con un farolito de Navidad que alumbra las calles oscuras donde no hay alumbrado público. Otro derroche más: cuando le pagaste a Discovery Chanel, haciéndole creer a toda la ciudad que salir ahí no valía nada, para presentar a Medellín ante los televidentes de ese canal.
Te pasaste los cuatro años capturando peligrosos cabecillas de bandas delincuenciales, pero va uno a la esquina, así como lo hizo un periódico popular de Medellín, después de vos desmantelar, supuestamente, en compañía de Iván Duque, unas plazas de vicio, y se sigue consiguiendo yerba y coca y todas las que venden, y vendían antes de que vos aparecieras con tus cámaras, y seguirán vendiendo.
Hombre, te vas a ir de la alcaldía sin dar una respuesta clara a la creación de los perfiles falsos, hechos, como te lo demostró con pruebas el periodista Juan David Ortiz, con dineros de todos los habitantes de la ciudad. ¿Medellín sí contó con vos? ¿O contaste tú con la plata de Medellín para hacerles creer a los que te veían que eras el centro de todas las miradas?
Eras el alcalde, “Fico”, no un presentador de farándula, ni un Robín Hood paisa que recuperaba carteras robadas, porque para eso estaba la Policía.
Por Norvey Echeverry Orozco