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Por: Juan Carlos Vélez Uribe | ||
Cuando hablamos de seguridad en la ciudad, normalmente nos atenemos a considerar los delitos de alto impacto en la sociedad como el homicidio, el secuestro, la extorsión, la piratería terrestre y los asaltos bancarios. Es decir, que de acuerdo con el incremento o disminución de estos delitos, puede decirse que la ciudad es segura o insegura.
Y de acuerdo con las cifras que arrojan los organismos de seguridad, se podría concluir que hoy por hoy en Medellín ya casi no asaltan bancos, no hay secuestros, la piratería terrestre ha sido controlada, y que a pesar del aumento de casi el 40% de los homicidios de este año frente al anterior y la existencia aun de una extensa red de extorsionistas ubicados principalmente en los barrios populares que emergen de las bandas criminales y los combos que las alimentan, las cifras según lo anterior, aun no alcanzan la tercera parte de lo que fueron a principios de los años 90 cuando la ciudad se vio enfrascada en una terrible guerra con el Cartel de Medellín. A pesar de ello, los delitos denominados menores vienen presentando un inusitado crecimiento en la ciudad. Se ha vuelto natural escuchar de personas allegadas o cercanas haber sido víctimas recientes de atracos, robos, asaltos, “paseos millonarios” y demás delitos. Es reiterativo enterarse de nuevas modalidades de robos de celulares, asaltos a los ciudadanos cuando salen con sus ahorros de las entidades bancarias y situaciones ya muy lamentables como el del distinguido comerciante de la ciudad que fue asesinado en el sector de las transversales, en un atraco en horas de la tarde de un día cualquiera de la semana, o lo que vivió el ex alcalde de nuestra ciudad, y que pudimos ver en un noticiero de televisión, cuando dos individuos, mostrando una tranquilidad asombrosa, en plena vía pública y a la luz del día maltrataron físicamente al Dr. Omar Flórez y a su señora esposa. De allí que se estén adoptando medidas más efectivas por parte de nuestras autoridades. Considero que con la decisión política del Gobierno Nacional, a través de la Policía y con la concurrencia de la Alcaldía se puede lograr una mejor situación de seguridad para Medellín. El esfuerzo que hemos visto, decidido y preciso, por parte de estas autoridades, de mejorar las condiciones de seguridad de sectores como el de la Comuna 13, nos evidencia que cuando hay voluntad política se puede lograr el objetivo de garantizar la sana convivencia entre los ciudadanos. Sin embargo, seguimos teniendo situaciones que ameritan una intervención más precisa. De nuestra parte, como Senador de la República he radicado dos proyectos de ley encaminados a aportar en la solución a esta situación. Uno pretende incrementar las penas para el porte ilegal de armas, y la no concesión del beneficio de excarcelación, ya que como efectivamente lo señala el señor Mayor General Oscar Adolfo Naranjo Trujillo Director de la Policía Nacional, el 90% de los capturados por el delito de porte ilegal de armas de fuego quedan en libertad; y que tampoco sea viable conceder la detención domiciliaria a quien sea objeto de medida de aseguramiento o condenado por la comisión de este delito, y mucho menos cuando se presente el fenómeno de la reincidencia. De igual manera radiqué también un proyecto de ley que busca sancionar el porte ilegal de armas blancas (cuchillos). Por otra parte, vamos a estudiar a profundidad el proyecto que actualmente cursa en el Congreso y que consiste en imponer sanciones penales más duras a los jóvenes entre 14 y 18 años que cometen ciertos delitos, y otra iniciativa que autoriza realizar allanamientos antes de las 6 a.m., proyectos estos presentados por el Gobierno Nacional. Aunado a ello se requieren medidas que impliquen el fortalecimiento y aumento de la Fuerza Pública en la ciudad; el número de policías por habitante en Medellín que tiene este año cerca de 90 homicidios por cada 100 mil habitantes y que no llega a ser ni la quinta parte de una ciudad como Nueva York, donde se presentan 40 homicidios por cada 100 mil habitantes. Metrópoli esta que es considerada la ciudad más peligrosa de los Estados Unidos. Más tecnología de vigilancia, más cámaras, mejores equipos móviles, más retenes, más CAI, en fin mayor presencia de la autoridad es lo que reclamamos los ciudadanos para poder vivir en paz y hacer de Medellín cada día una mejor ciudad. |
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