En medio de un terreno amplio, rodeada de máquinas, personas y materiales, hay una mujer que piensa cómo lograr que esa obra de construcción sea mejor y cumpla con los sueños y exigencias de otros: María Antonia Parra. Junto a un grupo de hombres, en su mayoría, da instrucciones, conversa, toma decisiones, aprende de otros y guía el trabajo de varias personas.
Hace un tiempo y gracias a un ofrecimiento, esta ingeniera civil llegó a Virginia, a Estados Unidos, para trabajar en un proyecto liderado por Turner Construction, una empresa estadounidense que levanta edificios dentro y fuera de sus fronteras: algunos para educación, salud, tecnología, entre otros fines.
Al preguntarle cómo ha sido este reto, cuenta que “es un trabajo desafiante debido al nivel de exigencia, las normas, los estándares de calidad, el cuidado y el nivel del trabajo del equipo. Aquí hay mucho cuidado en los detalles y los tiempos”, cuenta.
Además del talento personal y al nivel avanzado de inglés que tenía, ha sido capaz de asumir el reto de trabajar en el sector de la construcción de Estados Unidos, gracias a lo que ella llama “chispa latina”, que consiste en esa capacidad de preguntar, expresarse con soltura y aportar para que el ambiente de trabajo sea más agradable.
De su trabajo, destaca el nivel de respeto hacia cada persona, el profesionalismo, el trato equitativo hacia hombres y mujeres sin importar su edad u origen. Y los aprendizajes constantes que se ganan al trabajar en un ambiente tan diverso e integrado por personas provenientes de distintos lugares del mundo.
“En el futuro, me gustaría poder regresar a Medellín y aportar todo lo que he aprendido en este país. Creo que hay enseñanzas muy valiosas que están sucediendo aquí, en el sector de la construcción, y que serán necesarias en un momento de Medellín donde la ciudad crece y hay tantas preguntas sobre desarrollo social, inclusión y la influencia de los espacios en la vida de la gente”, concluye.