El pasado 8 de mayo, de este 2025, se puso al aire, y para el disfrute de usuarios en todo el planeta, Mañana fue muy bonito en la plataforma Netflix, un documental que narra parte de la historia de Carolina Giraldo –Karol G–, la súper estrella paisa que ha revolucionado la música latina. En el documental, la misma Karol G cuenta algunos episodios de su camino como artista, especialmente esas dificultades que ha tenido que sortear como compositora y cantante, en un género musical que estaba –y sigue estando– dominado por hombres.
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Karol, como tantas otras cantantes, actrices y modelos, también tuvo que enfrentarse al acoso por parte de un empresario abusador; tuvo que perderse y encontrarse a sí misma varias veces; tuvo que renunciar a la música y probar otra opción profesional que no funcionó, hasta que, luego de mucho esfuerzo y perseverancia, encontró su estilo, ese lugar en el universo de la creación en el que se sintió auténtica y con un horizonte claro para seguir adelante.
Karol G ha llegado a ser una de las artistas latinas más importantes de la historia. Su última gira por América y Europa batió récords de asistencia en varios de los estadios donde se presentó; ha sido la primera mujer en tener un álbum en español en el primer puesto de la lista Billboard 200; ha recibido premios Grammy, Grammy Latinos, Billboard; ha sido reconocida como Mujer del año en la ceremonia de Billboard Mujeres en la música y ha puesto a cantar y bailar reguetón a millones de personas en todo el mundo. Hace poco, conversaba con un puertorriqueño. Me preguntó por los cantantes de reguetón de su país: ¿qué tanto escuchan en Colombia a Daddy Yankee, a Bad Bunny, a Raw Alejandro? Se llevó respuestas muy flojas, pues yo no soy un gran conocedor de este género; pero, para seguir la conversación, le pregunté por los artistas de Medellín. En ese momento, recordé a Maluma, J-Balvin, Feid y Karol G. Me dijo: “a todos los escuchamos, pero Karol G en Puerto Rico es una diosa”.
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Karol G lo logró, así como miles y miles de personas que perseveran y lo logran, que cumplen sus sueños; aquellos que, tal como lo dice la última canción que suena en el documental, “aunque los visite la confusión, no les falta la motivación”. Este filme documental entrega un mensaje claro desde la primera frase hasta la canción final: “tú puedes lograrlo”, “no estés triste”, “así como yo lo logré, tú lo vas a lograr”, “persevera, motívate” … A medida que recibía ese mensaje sentía gratitud, pues yo también me encuentro en un momento muy positivo de mi vida, parecido al de Karol G, porque estoy viviendo cosas que soñé hace unos años; es decir, mi “mañana” también ha sido muy bonito. Pero, al tiempo, me preguntaba: ¿quién “lo ha logrado”? ¿Quién cumple sus sueños? Pensaba en algunas personas cercanas que están pasando por la noche oscura, que están deprimidas, en estados de profunda tristeza desde hace mucho tiempo, que no encuentran salidas; que, por más que pasan por terapias de todo tipo, no encuentran ninguna razón para conservar la vida, a pesar de que se han esforzado y han perseverado sin medida. Entonces, ¿qué pasa por la mente de una de esas personas cuando alguien le dice: “lo que te falta es perseverar”?
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La capacidad de perseverar, de encontrar esa “motivación cuando te visita la confusión”, está estrechamente relacionada con el bienestar psicológico, un conjunto de condiciones que se cultivan a lo largo de la vida y depende de muchos factores. Ver la vida de una manera que te permita seguir y seguir buscando soluciones, percibirse capaz de resolver las situaciones de la vida (auto-eficaz), como Karol G, depende profundamente del desarrollo que tuviste en tus primeros años de vida; de la nutrición a la que pudo acceder tu familia; de las personas que te acompañaron durante la infancia y adolescencia: ¿te hicieron sentir protegido/a?, ¿te hicieron sentir capaz y autónomo/a?; de las figuras que te inspiraron y te hicieron crear un arquetipo mental de “persona exitosa”: ¿a qué se dedicaban esas personas?; del impacto de tus esfuerzos, es decir, ¿a medida que crecías, viste que tus acciones lograban transformar algo en tu mundo? Así que, en una sociedad como la nuestra, que no puede garantizar un contexto social idóneo para desarrollar bienestar psicológico desde la infancia, llegar a ser un adulto que persevera es un lujo.
Poco o nada podemos hacer con el mensaje que nos dan los artistas, los medios, los trends de las redes sociales; pero sí podemos hacer mucho por nuestro entorno, por esas personas con las que nos relacionamos a diario. En este caso, nunca pretendas ayudar a una persona con estas expresiones: “no estés triste”, “ánimo”, “cambia esa cara”, “no es para llorar”, porque le estás invalidando lo que siente. Su tristeza es legítima, su llanto es legítimo, por pequeña que se vea la razón de la tristeza para ti, para esa persona puede ser un abismo imposible de cruzar. Tampoco, digas “tú puedes, solo debes hacer esto” o “un poco de esfuerzo y lo logras” o “así como yo lo logré, lo lograrás”, porque le estás haciendo sentir todavía más incapaz, con una comparación social que ahora le pones en claro: “todo el mundo puede menos él/ella”.
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La canción final del documental de Karol G se llama Milagros. Al igual que todo el documental, narra los pensamientos de una persona que puede darse el lujo de perseverar, sin embargo, tiene una frase que me gustó para dejarles como mensaje final de esta columna: “¿Para qué más milagros que estar respirando?”. Gran parte de la vida nos la pasamos persiguiendo lo extraordinario, eso que para cada uno/a equivale a su premio Grammy o su Billboard. Pero, expandir la consciencia también es reconocer que una vida “ordinaria”, el hecho de ser este cóctel único de emociones, mentalidad, cuerpo y propósitos que cada uno es, se trata de un acontecimiento suficientemente importante e interesante como para seguir adelante. Vive tu vida ordinaria y, si tu mañana no ha sido bonito, si estás en ese abismo profundo de la frustración por no haber logrado lo que te sueñas, recuerda que no ha sido por falta de esfuerzo o porque no te lo merezcas.