El periodista Juan Felipe Quintero conoció el vino como la gran mayoría de los consumidores de este rincón del mundo: en caja. Sin usar sacacorchos sino tijeras; sin leer la etiqueta, cuando estas se atrevían a ofrecer alguna información, y solo asegurándose de que fuera un tinto.
Pasaron los años, pasaron las copas, todas las posibles, no como vía de embriaguez y sí de ampliar sus conocimientos, entonces su olfato, gusto y vista le dijeron sí a todo: chilenos, argentinos, brasileños, uruguayos, colombianos, peruanos, sudafricanos, californianos, españoles, neozelandeses, australianos, turcos, italianos, tal vez con el francés Château d’Yquem como el top de sus descorches.
Pero esa vuelta al mundo no acaba. Porque de vinos se aprende viajando, leyendo, preguntando, por supuesto descorchando de nuevo, pero también escribiendo. Y escribiendo para compartir emociones, sin chicanear. Hoy, Los vinos de Quintero inician otro nuevo viaje por las páginas de La Buena Mesa, en Vivir en El Poblado, con el reto de conversar sobre esta gran pasión. Salud y bienvenidos.