¿Los lazos con otros nos hacen más fuertes?

Desde los años 40 hemos visto en la pantalla grande decenas de superhéroes. Estos personajes todo poderosos que solo buscan salvar el mundo ante los riesgos que pretenden destruirlo por encima de su bien personal. Ese arquetipo de personas especialmente salvadoras a las que todo les sale bien y que pueden con todo, literalmente. Algunos con grandes poderes extraterrestres, otros con grandes artefactos tecnológicos, mucho dinero, una insuperable inteligencia o mucha valentía.

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Con los años, diferentes franquicias nos han tratado de vincular con partes mucho más humanas de estos protagonistas para que sintamos empatía, mayor conexión y hasta un poco de identificación; pero, a la final, es más de lo mismo, un conflicto intermedio lleno de batallas retadoras en el que pensamos que nuestro superhéroe está derrotado, para que luego de unos momentos de introspección, fuerza interna, y una motivación descomunal, logre otra vez superar al villano y salvar al mundo. Nada nuevo, pero siempre entretenido.

¿Qué pasa cuando en una película de superhéroes, de una de las franquicias más comerciales y conocidas, deja de lado las épicas batallas y los superpoderes para concentrarse en las emociones?

Somos seres que necesitan vincularse

Según estudios biológicos, antropológicos y hasta científicos, la vinculación con otros es esencial para la supervivencia humana. Somos seres sociales que necesitan interactuar para crear comunidad, satisfacer nuestras necesidades y evolucionar.

Los vínculos nos dan apoyo, contención, seguridad, nos ayudan a crecer emocionalmente, e incluso, nos hacen vivir más tiempo. Y ese, básicamente, es el trasfondo de Thunderbolts o Los nuevos Avengers, la última cinta de Marvel que para muchos es el regreso del cine de superhéroes visto desde un nuevo ángulo.

Su premisa es simple: un grupo de desadaptados, solitarios y excluidos antihéroes que encuentran en la unión la fuerza para convertirse en el equipo que el mundo necesita.

Suena a algo que ya hemos visto antes, pero la contada aquí es una historia que te saca lágrimas en la sala de cine.

Hablar de emociones, amor y familia desde la acción

El discurso psicológico de que la vida es más fácil de sobrellevar rodeados de amor ya está más que dicho, de todas las formas y formatos posibles. Lo vemos en redes, en series, en millones de libros de autoayuda y desarrollo, en novelas, en todos los géneros de cine.

¿Cómo hacemos para hablarlo de manera realista sin caer en lo forzado en una película de la que mayormente se espera acción? Hablando de los miedos más colectivos y comunes: la soledad, la insuficiencia y el abandono.

Todos, en algún momento de nuestras vidas hemos pasado por alguno o por todos estos tres estados, son casi como la triada oscura infaltable en el proceso de la vida.

Thunderbolts no solo es la base de lo que sigue para el MCU, sino que es una de las cintas más reales de la franquicia en cuanto a escenarios, guión y presentación de personajes. Es una representación de los que nos hemos sentido alguna vez segundos, no elegidos, desechables, insuficientes y poco importantes, pero cómo eso no nos define como personas quitándonos el valor.

No es presuntuosa, no tiene grandes peleas o un gran villano que derrotar, es simple, divertida a su justa medida y nos lleva a una parte profunda de nosotros mismos donde excavamos en grandes miedos y vemos cómo el tener un círculo de apoyo que nos acompañe, nos cuide y nos quiera hace la total diferencia para llegar a ser nuestra mejor versión.

Esto es una enseñanza muy sutil y poderosa de cómo las personas correctas pueden llegar a salvarte de tus partes más oscuras haciéndote sentir a salvo.

Para muchos una terapia que duró 2 horas, que nos hizo entender que no estamos solos, que siempre hay alguien que nos cure con un abrazo y una escucha activa, que lo que nos hace únicos son las diferencias, que la soledad carcome el alma y nos lleva a los peores escenarios, que la mente nos puede jugar malas pasadas anclándonos al pasado sin dejarnos ver las posibilidades y cambios que trae el futuro, que la familia es aquella que decidimos escoger, con quienes nos logramos sentir en casa y que los vacíos se pueden controlar con amor.  Escenas de superhéroes que a la final se sienten como una catarsis personal.

Los nuevos Avengers no son la mejor película que ha sacado MCU, pero sí es un precedente muy importante para relacionarnos con este tipo de cine de una manera más cercana y profunda, no solo por entretenimiento. Ver las batallas que cada uno cruza en silencio en la pantalla grande, claramente es un muy buen recomienzo.

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