Aún quedan en pie edificios con pasado oscuro. Muchos de ellos han permanecido buena parte del tiempo en estado de ruina, como el caso del Mónaco y que pronto caerá. Otros ahora lucen muy majos.
Por: Daniel Palacio Tamayo
Las miradas por estos días se posan sobre el edificio Mónaco, que tiene sus días contados. De algunas de las otras estructuras levantadas con dineros mafiosos queda sino el recuerdo de cuando estuvieron en ruinas por el abandono, los problemas legales o los bombazos que estremecieron a la Medellín de finales de los 80 y principios de los 90.
Para transformar el espacio donde hoy está el Mónaco, la Alcaldía de Medellín ha recibido más de 460 propuestas de la ciudadanía, empresarios del turismo, artistas y víctimas, a partir de las cuales los participantes de un concurso público de diseño, que se abrirá en octubre, tendrán que inspirarse para trazar una nueva línea arquitectónica, con el reto adicional de construir memoria.
De acuerdo con el secretario privado de Medellín, Manuel Villa, por concurso se determinará si será un parque, un memorial o un museo a cielo abierto. El Mónaco será el primer edificio de estas características en caer; otros han pasado después de un largo proceso por un cambio extremo.
El arquitecto Luis Fernando Arbeláez considera que “en una sociedad como la nuestra, tumbar es un contrasentido”; más bien, agrega, hay que darles a esos edificios un nuevo uso, sin importar su destinación inicial. Arbeláez, afirma que el uso no estigmatiza, pues “el edificio no es persona, es objeto, y es la sociedad la que le da sentidos e interpretaciones”.
“Si se tumba un edificio, se tumba la historia y eso no contribuye a abordarla luego. Tenemos que aprender que la memoria se construye”, afirma Arbeláez quien hace una analogía entre las ciudades y los libros: “por malas historias que algunos cuenten no pueden ser desaparecidos”.
El experto recomienda que todos estos espacios que sean recuperados por la institucionalidad o el sector privado tengan un uso social con el fin de promover una transformación a partir de la apropiación.
Los ejemplos del edificio Dallas y el parque temático Hacienda Nápoles son dos de los más representativos en su transformación, sin embargo, hay otros que avanzan en ese proceso sin necesidad de ser demolidos como el edificio Ovni, donde funciona Mondongos, cerca al Lleras, y el predio Montecasino, ubicado en la zona de la Frontera y hoy tomado en arriendo por una empresa de eventos.
Dallas: bombardeado, desmantelado y ahora hotel
El 19 de abril de 1993, minutos antes de que explotaran los 100 kilos de dinamita en el edificio Dallas —ubicado sobre la avenida El Poblado con la calle 14—, un grupo de hombres les pidió a quienes estaban cerca que “se perdieran”. La prensa del día siguiente cuenta cómo después de ese bombazo, el edificio construido por Pablo Escobar quedó “regado en la calle”, al igual que otras estructuras cercanas que también sufrieron afectaciones.
Diez años después solo habitaba en ese tétrico lugar una familia que encontró ese refugio gracias al olfato de su perro. Durante todo ese tiempo, y mientras avanzaba el proceso de extinción al dominio del bien que estaba a nombre del hijo de Escobar, se vio cómo la estructura fue saqueada. También caían propuestas para un nuevo uso.
Finalmente el bien quedó en poder de la cadena de hoteles Viaggio. La gerente de su sede en Medellín, Sandra Posada, afirma que desde un principio se buscó desarrollar las cualidades de la estructura, pero indica que “su conceptualización no se basó en la historia del predio, la cual no conocemos a profundidad”.
En Colombia la cadena tiene 12 hoteles, en Medellín genera unos 60 empleos directos. Posada afirma que antes de entrar en funcionamiento, hace un poco más de un año, se realizó una “remoción de casi todas las áreas y la ampliación y construcción de una nueva estructura, dado el estado en el que se encontraba”. A partir de ahí buscaron crear un nuevo ambiente con elementos locales “que lleve a los clientes a que disfruten las condiciones de la ciudad”.
Posada reconoce el propio hotel es el resultado no solo del crecimiento de la región, sino de la transformación de la ciudad, lo que ha permitido que espacios que antes fueron símbolos del mal, ahora acojan a los turistas que llegan con fines de trabajo o de diversión. Ahora el propósito de Posada es que la comunidad también se apropie de estos espacios: “en la nueva historia del edificio queremos apostarle al presente”.
Renovación turística como reparación colectiva
En consideración del gerente del parque temático Hacienda Nápoles, Oberdán Martínez, esa gran extensión de tierra tiene una nueva identidad lejos de ser el lugar de la ostentación de quien llegara a ser el hombre más buscado del mundo.
“Se le ha devuelto la dinámica económica al Magdalena Medio, que fue muy golpeada por actores armados. Ahora toda la región resurgió y el Parque ha sido como una forma de aportarle en efectos positivos todo el daño que sufrió”, afirma Martínez.
Esas tierras en el corregimiento de Doradal, en Puerto Triunfo, son una prueba de que, una vez recuperadas por el Estado, es posible realizar proyectos productivos, en palabras del gerente Martínez, “que beneficien al municipio, a los privados y a la comunidad”. Por eso llama a las instancias competentes a no dejar perder en el abandono otros bienes de esas características, que por medio de alianzas con privados pueden ser aprovechados para un beneficio colectivo.
Tras diez años de que Nápoles fuera entregado para su administración a un privado quedan muy pocos referentes de su vida pasada. Se adecuó un museo de la memoria que reconstruye la historia de destrucción dejada por el anterior dueño, la avioneta del ingreso fue pintada con colores acordes con la temática safari, algunas edificaciones han sido derribadas y en otras solo se ha aprovechado su parte estructural.
También hay espacios para la cultura africana, se han construido nuevos símbolos como dinosaurios gigantes, una gran catarata como atracción acuática y los animales exóticos, como hipopótamos y elefantes, están bajo el concepto de libertad controlada, lo que, según Martínez, permite tener a estas especies en las mejores condiciones posibles.
Según las cifras del Parque Temático Hacienda Nápoles el lugar es visitado por más de 400 mil personas al año —como llenar unas 10 veces el estadio Atanasio Girardot— y se tienen más de 150 empleados de forma permanente que se pueden hasta duplicar en temporada alta.