Estamos en cambios constantes, cada vez más hiperconectados y lo urgente parece dominar cada minuto de nuestra agenda. Hay algo, entonces, que me pregunto constantemente: ¿Estamos realmente dedicando nuestro tiempo a lo que importa?
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La semana pasada tuve la oportunidad de participar en una conversación con Salvador Alva Gómez, expresidente del Tecnológico de Monterrey y expresidente de PepsiCo, y diferentes líderes de la ciudad. Allí, Salvador hizo énfasis en que se necesitan líderes que, más allá de la gestión, tengan la capacidad de transformar el país:L
“No hay países subdesarrollados, hay países mal gestionados”.
Si bien la velocidad y la eficiencia son necesarias, muchos líderes caemos en la trampa de gastar nuestro tiempo en lo inmediato, olvidando que lo que realmente define el futuro de nuestras compañías (o nuestras vidas) es mucho más profundo; y Salvador lo explica muy bien en su nuevo libro Lo que un líder no debe delegar.
Según el Global Leadership Development Study 2023 , el liderazgo no debe delegar funciones como la visión o la atracción de talento, porque son esenciales para construir una organización sostenible. Los líderes que se enfocan en delegar las tareas operativas y no los elementos estratégicos, como la cultura y el desarrollo de talento, logran un impacto significativo en la longevidad y competitividad de sus empresas.
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Las 24 horas del día parecen ser insuficientes cuando no se tiene foco o cuando se vive apagando incendios, como afirma Salvador en su libro:
“No podemos perder de vista lo que verdaderamente define el futuro de nuestra empresa: la visión, la cultura y el talento”.
Estoy totalmente de acuerdo: delegar la visión es delegar el futuro de la empresa, no involucrarse en la creación de la cultura significa permitir que otros decidan cómo hacerlo; dejar en manos de terceros la atracción de talento es renunciar a la posibilidad de construir un equipo alineado con nuestros valores y objetivos.
Sabemos que no podemos hacerlo todo y aquí es donde entra en juego la capacidad de delegar: lo operativo, lo rutinario y lo urgente, todo eso puede delegarse, pero no las decisiones que definen quiénes somos como organización y como personas, la clave está en saber dónde debemos estar presentes y dónde podemos confiar en nuestro equipo.
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Carlos Raúl Yepes en su libro Vale la pena pensar también nos recuerda que vivimos en una era que nos arrastra hacia la inmediato. Sin embargo, necesitamos detenernos y pensar en lo que realmente importa. La verdadera pregunta que un líder debe hacerse no es ¿cómo puedo hacer más?, sino ¿qué es lo que no debo dejar de hacer?
El tiempo es nuestro recurso más valioso y, mientras lo urgente nos reclama, son las cosas importantes las que realmente construyen futuro. La visión, la cultura y el talento no son negociables, si queremos liderar con propósito y dejar un legado debemos aprender a gestionar lo urgente, pero nunca delegar aquello que define quiénes somos y quiénes seremos.