Ayer inició una nueva edición del Hay Medellín. El músico mexicano, guitarrista de la legendaria banda Café Tacvba, es uno de los invitados.
Por: Claudia Arias Villegas
Su rol más reconocido está en la agrupación de rock, pero Joselo Rangel también escribe, no solo canciones, sino opinión, relatos cortos y ahora una novela –Los desesperados–. Regresa a Medellín, esta vez por invitación del Hay Festival, para compartir con Juancho Valencia, uno de los más importantes protagonistas de la nueva música colombiana, en una charla este jueves 31 de enero a las 5:30 p.m. en el Museo de Arte Moderno de Medellín. Entrevistamos a Rangel, vía correo electrónico, antes de su llegada.
Escribir música, opinión, relatos cortos, novelas, ¿qué diferencias hay entre los géneros?
“Escribir canciones viene de mis sentimientos: amor, desamor, odio, rabia, tristeza, alegría. En las canciones que escribo con mi guitarra canalizo todo eso. La música es muy inmediata, no necesito pensarla tanto, de eso se trata: de no pensar, solo sentir. Con las columnas pasa lo contrario, es un lugar para reflexionar, investigar, indagar. Los relatos, la ficción, me sirven para fantasear, imaginar situaciones que no sucedieron, se me da de manera muy natural. Me gusta fantasear bastante”.
¿Qué le aporta el ritmo, el lenguaje musical, a la escritura de textos no musicales?
“Antes de los libros existía la tradición oral, antes de los escritores existían los trovadores que iban de pueblo en pueblo contando ‘noticias’ en forma de canción. Para mí literatura y música no están tan separadas. Para que un texto conecte, ya sea ficción o poesía, debe tener ritmo, un término que viene de la música; da la impresión de que están muy separadas en la actualidad, pero el premio Nobel de literatura entregado a Bob Dylan aclaró muchas cosas; por eso fue tan polémico”.
Escribir es un asunto intenso, retador, que requiere mucha disciplina. ¿Cómo fue que Los desesperados iba a ser un relato corto y terminó en novela?
“Desde hace más de 10 años tengo una columna semanal en el periódico Excélsior, de México. Eso me dio la disciplina, escribir y entregar un texto cada semana. Soy muy obsesivo, lo cual puede ser un defecto, pero en mi caso es una bendición, me sirve para lo que hago. En 2014 me inventé un blog en donde subí un cuento cada semana, de esos 52 cuentos (unos muy buenos, otros malísimos; unos cortos, unos largos) salió mi primera colección de relatos One hit wonder. Había varios cuentos cuyos protagonistas eran los integrantes de una banda llamada Los desesperados, y al reunirlos me di cuenta de que estaba escribiendo una novela, la cual continué, siguiendo las distintas líneas argumentales que iban apareciendo”.
¿Y cómo pasar de la opinión y la música a la ficción?, si bien está claro que la música también puede ser ficción o realidad.
“Para mí es muy fácil: si tengo una guitarra en las manos estoy en “modo” músico. Si tengo un teclado enfrente estoy en ‘modo’ escritor”.
De la intimidad de la escritura a la función más colectiva de la música –que también tiene su ámbito de soledad–, ¿qué le han aportado estos mundos a su carrera?
“Se complementan muy bien. Hay muchos ‘tiempos muertos’ al andar de gira, esperando en salas de abordaje o en cuartos de hotel a que sea la hora de subirme al escenario. Tengo que ser muy consciente de en qué voy a ocupar mi tiempo. Como ya no bebo alcohol, ya no puedo ni quiero matar tiempo en el bar, prefiero hacerlo leyendo o escribiendo”.
Dice el escritor y diseñador gráfico mexicano Bernardo Fernández, ‘Bef’, que usted “no sólo es el guitarrista de la mejor banda de rock de su país”, sino que además escribe bien. Y que adora sus cuentos más que sus canciones…
“Es un gran halago, Bef es mi amigo desde hace décadas, juntos hacíamos un fanzine de ciencia ficción, terror y policiaco llamado SUB. Pero hay personas a las que no conozco que me han hecho halagos parecidos y muy extraños: ‘Odio a Café Tacvba, no los soporto, pero tus cuentos y columnas me encantan, no me las pierdo’. Me lo han dicho varias veces y no sé si sonreírles o enojarme”.
¿Qué diferencia hay entre el contacto con la audiencia cuando se habla a cuando se toca?
“La música es muy inmediata y por lo tanto es mucho más veloz que la literatura. Esa es la diferencia básica: la velocidad. Cuando visito una ciudad con mi grupo no tengo oportunidad de dar una vuelta o conocer, pero cuando voy a un festival de literatura, sí lo puedo hacer. Lo mismo en las presentaciones: en un concierto no se puede dialogar con el público, pero en el contexto del Hay Festival sí, de hecho, eso es lo que se busca”.
Hace cinco años no venían a Medellín con Café Tacvba y regresaron el año pasado, ¿cómo encontró la ciudad y su público?
“¡Nos gustó mucho! Alternar con Puerto Candelaria estuvo increíble. Y el público respondió con mucha energía. Es una lástima que haya pasado tanto tiempo, esperemos que no vuelvan a pasar otros cinco años para volver a tocar”.
Para cerrar, ya que le gustó lo de la novela y que anda escribiendo la segunda, ¿qué nos puede adelantar?
“Sí, estoy escribiendo la segunda novela, ahora sí desde cero, pensándola como novela y me está gustando y al mismo tiempo me da más trabajo. Estoy viviendo toda la experiencia que alguna vez había leído que mencionaban escritores: personajes que comienzan a hacer cosas que uno no tenía planeado, cambios en la trama que no me esperaba, sorpresas. Lo único que puedo adelantar es que no se trata del mundo del rock que tanto conozco. Quiero explorar otros ambientes, otro tipo de personajes. No será realista, no me puedo alejar de la fantasía, ni quiero, es algo que ya viene conmigo desde siempre”.