Lina Hinestroza presentó su fundación Alma Rosa, con la cual quiere seguir enviando el mensaje de prevención del cáncer de mama.
El reto era bien complicado: hablarles del cáncer de mama a niñas de diez años en un colegio de Medellín. La preparación de la conferencia se centró en cómo hacerles llegar el mensaje de prevención y cómo lograr que mantuvieran la concentración en sus palabras.
Lina aceptó el desafío. Se había enfrentado a todo tipo de públicos, pero este era especial. Al terminar, se fue a casa con la esperanza de que la charla dé sus frutos en un futuro cercano cuando las niñas crezcan; sin embargo, no contaba con que habría resultados inmediatos: “me enteré días después de que una de las niñas llegó a la casa y le preguntó a la mamá si se había hecho el examen de detección. Resultó que la mamá sí se lo hizo y no había reclamado los resultados; cuando fue por ellos, supo que tenía cáncer, pero había llegado a tiempo”.
A Lina, relacionista pública, le detectaron el cáncer de mama en diciembre de 2013 y un mes después comenzó el tratamiento. Asistió a 16 sesiones de quimioterapia. Se salvó, al igual que otras siete mujeres de su familia. La única que no sobrevivió fue su prima Martha Inés.
Al enterarse de que tenía la enfermedad, creó un movimiento, Modo Rosa, con el ánimo de incentivar en las mujeres la detección temprana del cáncer, que puede salvar vidas, como fue su caso.
“Cuando las pacientes cumplimos cinco años sin recaídas en la enfermedad, es como haber pasado un nuevo examen. El riesgo de que el cáncer reaparezca disminuye”, afirma como introducción al cambio que su movimiento ha tenido: pasó de Modo Rosa a Alma Rosa, una fundación que le permite ampliar el alcance de sus acciones de visibilización y comunicación para sensibilizar en la prevención.
Ha tocado puertas en alcaldías, gobernaciones y el Gobierno nacional, que la han atendido y le permiten hablarles a mujeres por todo el país.
“Siento que soy esperanza para mujeres que pasan por un momento difícil. No espero algo a cambio, a mí ya me pagaron por adelantado con la vida”, señala.
Para compartir el mensaje, se formó como coach, pues sentía que si las mujeres la iban a escuchar, debía ser más asertiva y responsable en su comunicación.
Su mensaje es claro: cuando uno recibe una nueva oportunidad de vivir, lo hace distinto. Hoy, recalca, es “extremadamente” feliz y agradecida, hasta de aquello que no le gusta, pero que le permite crecer.