A las 4:10 de la tarde de este jueves 6 de agosto, Twitter reportaba como tendencia en Colombia a Lina Arango. 35.800 trinos hacen referencia a su nombre y a una publicación hecha por ella en la misma red, con ocasión de la medida de aseguramiento contra Álvaro Uribe Vélez, ex presidente de Colombia y senador ahora suspendido de su curul.
Como reacción a su video que se hizo viral, en esos más de 35.000 trinos hay quienes piden que la despidan de su trabajo, también quienes proponen rodearla en estas horas de amenazas e insultos.
¿Y qué dice Lina? Desde Montreal, en Canadá, sostuvo una conversación con Vivir en El Poblado.
“Donde te merecés estás, viví para ver esto, qué felicidad”, dijo con ocasión de la medida de aseguramiento ordenada por la Corte Suprema de Justicia contra Álvaro Uribe. ¿Cuál es su reflexión hoy?
“Nunca imaginé que se pudiera hacer así de inmenso. Fue una irresponsabilidad y una muestra de inmadurez; una celebración egoísta, del fuero íntimo, que hice sin pensar en las consecuencias. Estoy haciendo un proceso de autocrítica”.
¿Cómo fue atestiguar en primera persona el crecimiento de la polémica?
“No estoy leyendo los trinos, pero sé que se hizo viral y me hizo preguntarme qué estoy haciendo, qué estoy construyendo. Caí en el apasionamiento, que es lo que no nos está ayudando a los colombianos”.
Trinos hay todos los días, a todas horas, de todos los colores. ¿El suyo cómo se convirtió en todo este incendio?
“Una persona cercana a mi familia, que me conoce, publicó en redes que soy la voz de Bancolombia. Ahí el caso dejó de ser el de Lina Arango, una persona desconocida, y se transformó en esta cacería de brujas”.
Hay una Lina que un sector apoya y rodea; otra, que insultan y amenazan y quieren que se quede sin trabajo. Esas son solo dos caras de la moneda. ¿Quién es Lina Arango?
“Soy muy visceral, muy apasionada, tanto para lo bonito como lo no bonito. Ser tan visceral me ha traído muchas alegrías y triunfos laborales, pero también se puede convertir en una catástrofe. Una lección que me queda es pensar antes de hablar. Y más en las redes sociales, donde hay tanto apasionamiento, entre tantos, el que tienen los seguidores del ex presidente Uribe”.
“Soy una mujer normal, trabajadora independiente, presto mis servicios a diferentes marcas. La que trabaja es mi voz. Soy amorosa, cercana, abierta, con amigos en diferentes orillas. Tiré una piedra que no supe qué onda iba a alcanzar”.
Hay quienes están promoviendo que pierda sus contratos laborales. ¿Qué les dice?
“En un momento de acaloramiento no pensé en lo que se podía generar: ni yo ni la persona que escribió en Twitter y dijo que soy la voz del banco. Hoy después de reflexionar digo que hay que tener empatía, que hay que ponerse en los zapatos del otro. A estas personas les digo que piensen qué sentirían si en momentos como estos se quedan sin trabajo. Muchos están pidiendo mi cabeza, entre ellos muchas mujeres. La guerra nos ha hecho perder la humanidad”.
¿Tener empatía, ponerse en los zapatos del otro, también aplica de Lina Arango para Álvaro Uribe?
“Es una pregunta ética muy jodida. Cuando hice el video no pensé en el ser humano Álvaro Uribe, el que tiene una familia que está viviendo una tragedia. En realidad, mi celebración fue egoísta, fue decir ‘miren que yo no estaba loca, que él sí debía algo’. No pensé en quienes sienten afecto por este señor. Me puse en el mismo lugar que critico”.
¿Es un triunfo ver a Uribe en la cárcel?
“No lo quiero ver en la cárcel. El escenario ideal es que se presente a la JEP y cuente toda su verdad. Que haya justicia, que él le narre al país lo que nos han ocultado por años; un país por el que corre tantísima sangre. Si eso significa que no pague un día de cárcel y le den su curul, claro que lo aceptaría”.
Twitter es casi siempre un mundo paralelo, anónimo y efímero. Mañana estaremos en otro debate, sobre otro tema. ¿Cuáles son los efectos reales de toda esta situación?
“Me han amenazado y también a mi familia y mi hijo. Así pasamos de lo virtual a lo físico. Este país debería dejar de pensar en acabar la vida de los demás: ni a bala ni tampoco con un teclado”.
¿Entre las amenazas y los deseos de que se quede sin trabajo, le han llegado mensajes que la sorprendan para bien?
“Sí, he sentido el afecto de mis amigos y de mi familia. Y me ha sorprendido que uribistas reprochen lo que está ocurriendo. Han llegado mensajes que jamás me imaginé. Valoro el apoyo tan impresionante de quienes piensan diferente”.
“Siento mucho haber generado división. Y ya que se me dio una voz por esto, quiero decir que la guerra y el dolor y la rabia que sentimos en Colombia la debemos superar para abrazar la diferencia”.
¿Su video aportó en algo a la situación del país?
“Defiendo la libertad de expresión, pero mi forma no fue la adecuada. El video no demuestra mi pensamiento sobre la pluralidad, sobre mi convicción de abrir una conversación entre todas las partes. Este es un país para todos, no uno que castiga con la muerte, con el exilio, con torturas, al contrincante. Sé que con mi video no aporté, no concuerda con lo que creo”.
A veces deseamos haber hecho las cosas de una manera diferente. Si hoy fuera de nuevo 4 de agosto, conociera la noticia de la medida de aseguramiento y quisiera publicar en Twitter, ¿cómo lo haría?
“Me hubiera dejado mi camiseta. No hubiera puesto el himno. Hubiera pensado antes de hablar, mejor habría hablado de la necesaria separación de poderes en el país. Sí hubiera celebrado que nadie está por encima de la ley. No hubiera utilizado las palabrotas que dije. Y hubiera sido menos histriónica, que lo soy, pero debí tener mesura, si hubiera entendido el momento”.
Usted también es líder feminista. ¿Cómo toma tantas amenazas en su contra de parte de mujeres?
“Nos falta abrazar ese ser mujeres y entender nuestro rol social y crucial de defensa de la vida por encima de todo. Ese es un daño que ha hecho el machismo. Entiendo que cuando las mujeres asumen esta voz, no es propia, es de la horda, que se deja llevar por apasionamientos, como me pasó a mí. Pero como mujeres, que defendemos la vida, debemos defenderla también desde la palabra”.