Liderar también es habilitar futuros

“Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser más, eres un líder”.

Simon Sinek.

Ser líderes es una responsabilidad muy grande y, más que un título, es un camino que se recorre para encontrar nuestra propia voz y la de nuestro equipo. Liderar no es solo asumir un rol; es inspirar, transformar y acompañar a las personas en su desarrollo.

En Colombia, el liderazgo empresarial enfrenta un gran desafío: evolucionar de modelos centrados en el control y el resultado inmediato hacia formas de liderazgo que fortalezcan a las personas y a las organizaciones. Nos hemos acostumbrado a medir el éxito en cifras y metas de corto plazo, pero olvidamos que las empresas crecen en la medida en que sus equipos lo hacen.

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En los últimos días, he compartido con diferentes líderes reflexiones sobre liderazgo que han abierto debates, y a veces evidenciado incoherencias entre lo que decimos y lo que hacemos. Hoy más que nunca, es clave alinear lo que predicamos con lo que practicamos para construir empresas más humanas y preparadas para los retos que nos exige el presente.

Hace unas semanas estuve en Copenhague, donde escuché a Meik Wiking, CEO del Happiness Research Institute. Sus reflexiones sobre por qué Dinamarca es considerado uno de los países más felices del mundo, me conectaron profundamente con una visión distinta de liderazgo: allí la confianza y la libertad son parte natural del trabajo, no se premian las jornadas extensas, sino el equilibrio vida trabajo, y se promueve una comunicación abierta y la participación en la discusión de ideas y objetivos.

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Durante este viaje, conversé con líderes que priorizan el bienestar de sus equipos y se enfocan en el impacto humano de sus decisiones. Allí comprendí que liderar es generar las condiciones para que las personas puedan crecer, aportar y sentirse parte de algo significativo. Un líder que fomenta la iniciativa y construye con otros, en lugar de imponer, logra resultados extraordinarios mientras desarrolla el potencial de su equipo.

A lo largo de mi carrera he tenido la fortuna de trabajar con líderes de distintos estilos, que me han inspirado a construir mi propio modelo de liderazgo. Un modelo que, aunque me costó entenderlo al principio, me ha permitido acompañar a personas que hoy son empresarios y líderes que impulsan a sus equipos desde un liderazgo consciente, sin micromanagement – micromanejo-, y que construyen país desde propósitos genuinos.

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Mis tres claves de liderazgo

En este camino, he descubierto tres principios que me guían y que quiero compartir para que cada lector los aplique desde su propia experiencia:

  1. Equipos inspiradores: rodearme de personas más talentosas que yo me ha permitido crecer y evolucionar. Ser líder es admirar y potenciar las capacidades de los demás, reconociendo que no tenemos todo el conocimiento, que juntos podemos aprender y llegar más lejos.
  2. Desafiar lo convencional: confiar en el equipo y mantener la curiosidad nos ha llevado a innovar y a encontrar soluciones distintas. Solo cuando nos atrevemos a explorar lo nuevo podemos transformar lo que parecía imposible.
  3. Motivar, reconocer y celebrar: el optimismo realista me ha ayudado a mantener la motivación incluso en momentos difíciles. Reconocer los logros y los aprendizajes fortalece a las personas y al equipo. Celebrar los avances, por pequeños que sean, construye un ambiente de confianza y compromiso.

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El liderazgo no se trata de títulos ni de imponer órdenes. Se trata de multiplicar impacto, inspirar transformación y dejar huella en quienes confían en ti. Cuando confiamos en las capacidades de los demás, el crecimiento se nota en el ambiente y en los resultados.

En un país como el nuestro, con desafíos de inequidad y desconfianza, necesitamos líderes que pongan a las personas en el centro y que promuevan la colaboración y el crecimiento. Líderes que dejen de lado el ego y reconozcan que construir juntos siempre es más poderoso que hacerlo solos.

¿Desde dónde lideras? ¿Estás construyendo futuros o solo cumpliendo objetivos?
Porque todos, de alguna manera, lideramos y podemos habilitar futuros. Todos tenemos la capacidad de influir y motivar, aunque no llevemos un título formal.

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Ahí comienza el verdadero liderazgo: en cada decisión que tomamos para inspirar a otros y transformar positivamente su vida.

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