El estudio de la doctora Harvey, publicado en el Journal of Developmental Psychology, llegó a conclusiones diferentes de las publicadas por estudios similares anteriores. El nuevo estudio examinó niños de entre 3 y 12 años. Los resultados expuestos sugieren que el número de horas que se pasan fuera de casa no es tan importante como la calidad del tiempo que se le dedica a los hijos.
Harvey evaluó el desarrollo del lenguaje, los logros académicos, la autoestima y los problemas de comportamiento. En comparación con los hijos de madres que no trabajan fuera de sus casas, Harvey no encontró diferencias estadísticas significativas en los resultados.
Sin embargo, al comparar los hijos del grupo de madres trabajadoras encontró ligeras diferencias que dependían de cuántas horas trabajaba la madre y qué tan rápido volvió al trabajo después del parto. Algunas de las mujeres que participaron en el estudio habían vuelto al trabajo a las 4 semanas, mientras otras habían esperado tres años.
Volver al trabajo más tarde y tener más interrupciones en el empleo estaba asociado con hijos más obedientes, entre las edades de 3 y 4 años. Pero esa diferencia desaparecía cuando los niños llegaban a los 5 años.
Fundamentalmente, de acuerdo con la doctora Harvey, el estudio sugiere que hay asuntos en la crianza que van más allá del lugar de trabajo de la madre (en la casa o fuera de ella). Entre esos están la calidad de la relación entre padres e hijos y la calidad del cuidado que reciben los hijos en el día (guarderías, colegios, familiares).
El mensaje debe ser que estar en casa durante los primeros años del niño, o trabajar fuera de ella, son ambas buenas elecciones pues por los dos caminos se pueden criar hijos saludables y bien desarrollados.