El convulsionado panorama político y económico del país, la volatilidad del dólar a lo largo del año y los contrastes de los fenómenos climáticos son algunos de los asuntos que en 2024 inquietaron a los productores de flores colombianos.
Aunque reconocen un crecimiento significativo de las exportaciones en mercados icónicos como EE. UU., Canadá, Reino Unido, Rusia y Japón, el sector se muestra expectante frente a los retos que deparará el nuevo año, especialmente mediados por llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, a partir del 20 de enero próximo.
“Muy preocupados con los anuncios que ha hecho de poner aranceles, a los productos, del 10 al 20 %. Nosotros trabajamos durante muchos años para evitar aranceles del 8 %. Este aviso nos alerta porque el producto se podría volver muy costoso, y eso afectaría el consumo. Sin embargo, creemos que un secretario de Estado como Marco Rubio nos puede escuchar”, anotó Augusto Solano Mejía, presidente ejecutivo de Asocolflores.
Desde hace más de una década, Colombia y Ecuador, segundo y tercer mayores exportadores de flores del mundo, trabajan en llave para fortalecer los intereses de los floricultores de ambos países y atraer el gusto por el producto por parte de nuevos públicos, principalmente los jóvenes.
“Con los ecuatorianos competimos en los mercados, pero nos apoyamos en algunas cosas. La verdadera rivalidad no es entre nuestras flores, sino con otros productos que captan la atención de los consumidores como chocolates, vinos y perfumes. Nuestro gran reto es conquistar a las nuevas generaciones para que además de tecnología se enamoren de las flores y su impacto emocional”, recalcó el directivo.
En estos propósitos están alineados los floricultores del Oriente antioqueño, especialmente los cultivadores de crisantemos y hortensias, productos que llegan a más de 100 países. En municipios como La Ceja, Rionegro, El Carmen de Viboral y La Unión, la floricultora despunta como un importante renglón de la economía para miles de familias de la subregión.