Aquí, la basura no es vista como estorbo sino como oportunidad. En la sede del barrio Laureles de Medellín y en la de Montería, más del 75% de los residuos que se generan, encuentran otra vida. Esto es posible gracias a acciones como el reciclaje, el compostaje y los principios de economía circular que promueven una vida adicional a los materiales.
Un trabajo continuo de tres años, en este sentido, ha hecho que esta Universidad haya recibido un reconocimiento en categoría oro por parte de la organización Basura Cero Global.
Hacia el 2030
Para el padre Diego Marulanda, rector, este galardón es un logro para celebrar e inspirar: “Estoy convencido en la importancia de cuidar el planeta, que es nuestra casa, y en lograr transformaciones culturales y educativas a través de las acciones diarias”.
El uso de los residuos es solo uno de los puntos que está incluido en una “hoja de ruta que orienta el quehacer y la influencia de la Universidad en temas de sostenibilidad al 2030”. Además de él, hay otros relacionados con movilidad, ahorro de electricidad, uso de la energía solar, disminución en el uso diario de botellas de plástico, cuidado y aumento de zonas verdes y compras a proveedores locales que permiten disminuir procesos y desplazamientos.
Otro reconocimiento
Además del reconocimiento recibido de parte de la organización Basura Cero Global, la UPB fue certificada como una organización Carbono Neutro. Esto significa que después de las mediciones, hay un equilibrio entre las emisiones de carbono liberado y sus procesos de reducción y mitigación. Actualmente, la sede de Laureles tiene un área verde de 68.450 m2 y más de 1.400 árboles que son la casa de más de 30 especies de aves.
“La respuesta por parte de la comunidad universitaria ha sido positiva y ha aumentado con el paso del tiempo. Muchas personas están entusiasmadas y dispuestas a participar en las propuestas”, dice Ana María Osorio, directora de sostenibilidad.
De acuerdo con Ana María Osorio, directora de sostenibilidad, lograr esta certificación de Carbono Neutro “implica mucho más que generar estrategias para reducir las emisiones de carbono y compensar dichas emisiones generadas; también implica una transformación educativa que promueve la conciencia ambiental, la investigación innovadora y la acción colectiva de la comunidad universitaria”.
Por esta razón, y a partir de la política de sostenibilidad establecida en el 2017, “la Universidad ha fomentando la consolidación de la cultura de sostenibilidad”.
Una comunidad
Ana María Osorio cuenta que este trabajo y los reconocimientos han sido posible gracias a la realización de programas de educación y sensibilización que incluyen talleres, charlas, clases y eventos.
Para lograr sus propósitos y avanzar, han trabajado con investigadores y académicos para desarrollar proyectos relacionados con la “mitigación del cambio climático, la eficiencia energética, entre otros”.
A esto se suman las alianzas realizadas con organizaciones externas, empresas y agencias gubernamentales para compartir recursos, conocimientos, recursos y prácticas. Y agrega que a lo anterior hay que sumar la creación de oportunidades “para que los estudiantes participen en iniciativas de sostenibilidad”.