La Tribu del rap
Si te ponés a escuchar a la Tribu, vas a escuchar la ciudad. La historia del man de la esquina, del barrio, de la cucha, del parcero. Nuestras letras están basadas en lo que vivimos, en nuestro entorno
El agua no dio tregua a los ánimos de seis jóvenes que esperaban ansiosos el momento de salir a escena. Pese a la lluvia los espectadores seguían atentos al escenario dispuesto en el Parque de las Luces para celebrar el Día de la Música. Se aproximaban las 9:00 p.m. cuando un chamán salió a realizar su ritual entre truenos simulados y la bulla de la gente. Así fue como Tribu Omerta saludó al público en aquella ocasión.
El Mugre y Óscar Quintero tocan puertas, en espera de que reconozcan su talento y les permitan dar a conocerse más en la escena musical.
“La gente está a la expectativa de las presentaciones de Tribu, porque siempre buscamos impactar. Además, dentro del rap, nuestra música es diferente, tiene un sabor propio”, comenta Oscar Quintero, mánager de la banda. La música de este grupo es suave, cadenciosa. Las voces de sus integrantes se mezclan con sonidos a veces acústicos, en ocasiones electrónicos, para crear canciones que hablan sobre la forma en que sienten y piensan la ciudad.
“Tan solo soy un pelado de Manrique con deseos de vivir en El Poblado”* Tribu Omerta está integrado por Chonta, Violenn, Góez, Toni P., El Mugre y Óscar Quintero, quienes decidieron llamarse Tribu porque se consideran una familia y Omerta, porque es la ley del silencio de la mafia italiana; este término evidencia el sentido de unión que los convoca todos los miércoles a ensayar, con el interés de evolucionar en su propuesta musical.
El grupo empezó cantando rap sobre pistas gringas. Fue tal la emoción durante su primera presentación, que se propusieron hacer algo propio. Posteriormente, Plasco, el dueño del estudio Alcahueta Recoraz, les abrió las puertas para que produjeran el primer disco independiente de rap hecho en Medellín. Se tituló Homenaje y fue precisamente un reconocimiento a sus amigos, a la ciudad y a Manrique, su barrio.
Además del posicionamiento que consiguió su primer trabajo entre los raperos locales, las ventas les permitieron pagarle al productor y recoger algo de dinero para comprar los equipos con los que fundaron el sello discográfico Camajan Club, que ahora produce a otros artistas como Don Tranquilo. De esta forma Tribu Omerta venció el problema de producir en nuestro medio y sacó su segundo trabajo, denominado Camajanería, del cual se destaca Rasta man, su canción más representativa. Con trabajos serios y la intención constante de dar a conocer su trabajo, se presentaron en Musinet, en Altavoz, en Rap al Parque, y pusieron a sonar su disco en Estados Unidos, Venezuela y Ecuador.
“No tener que rogar al de la radio para que suene mi CD”*
El reconocimiento que han logrado es fruto de su esfuerzo constate, de la distribución de sus producciones mano a mano, de las asociaciones con otros grupos del underground, como es el caso de la Curva Reggae, que los acompaña con la música. Pero el camino es largo y a diferencia de lo que podría pensarse, Tribu Omerta debe enfrentarse a la indiferencia de las emisoras locales. “Hay dos emisoras que ponen rap, pero de afuera, no apoyan lo local. Y si uno camella, si mete diez millones de pesos prestados para sacar un CD y no te lo ponen, queda muy berraco”, afirma Óscar Quintero. “El asunto con las emisoras acá es simplemente un negocio”, agrega El Mugre.
Pese a las dificultades, los integrantes de Tribu no permiten que les roben sus sueños y se empeñan en seguir produciendo. Su próximo trabajo, Causa y efecto, oscila entre los 10 y los 15 millones de pesos, un precio alto si se tiene en cuenta que no tendrá una difusión masiva.
Debido al poco dinero que reciben por su trabajo musical, deben alternar los ensayos con otras labores. “Aquí todas las bandas trabajan para vivir y en el poquito tiempo que les queda tratan de hacer lo que les gusta. Quienes se dedican completamente a esto, es porque la familia les ayuda. Yo, por ejemplo, siempre he tenido el apoyo de mi cucha”, comenta El Mugre. Gracias a esta ayuda, estudia Informática Musical en el Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM), y es este conocimiento y la madurez de cada uno de los integrantes de Tribu, los que han permitido que en su producción se evidencie la evolución en términos de técnica y sonido.
Escuchar la discografía de este grupo es pasar del experimental Homenaje a las guitarras de Camajanería. Oír Dolor, el trabajo de Chonta, donde se destacan canciones como Desconexión y Madre, en las cuales se expresan las dificultades de haber crecido con carencias económicas. Dejarse llevar por el trabajo de Toni P., menos acústico y con un estilo más rapero y electrónico. O apreciar Abriendo los ojos de Violenn, quien habla de su historia personal.
Toda su música está cargada de sentimientos relacionados con un escenario urbano que exige talento a quienes deciden ser sus intérpretes. Sus integrantes aceptan este reto, en espera de la próxima vez que se presenten con la intención de impresionar al público que se disponga a escuchar a la Tribu del rap, la que presenta en sus conciertos chamanes y bailarinas árabes, ese grupo que se esfuerza por ser bueno en espera de que más personas conozcan su estilo particular de vivir la ciudad.
Los intertítulos son apartes de la canción La máquina del tiempo de Don Tranquilo.
Los integrantes de la Tribu
Tribu Omerta es el sueño de 6 jóvenes de Manrique que quieren hacer oír su voz, que relatan la ciudad a su manera, con la intención de poner su sello personal en la discografía local. En esta familia, como ellos mismos se denominan, cada uno tiene un rol específico. “El Mugre canta y es el productor; él está empeliculado en su cuento. Violenn, además de cantar es el DJ, si en las presentaciones está contemplado que hay una parte de mezclas, él se encarga de hacerlas. Chonta, Góez y Toni P. son solistas también. Finalmente, yo como mánager debo garantizar que todo suene bien, debo coordinar entrevistas y presentaciones”, afirma Oscar Quintero.