El sol de la mañana entra por todas partes, y antes de comenzar la conversación, Ana Piedad Jaramillo sumerge sus manos dentro del bolso que lleva. En un intento por encontrar algo, se asoma “Hamnet” de Maggie O’ Farell. Minutos después dirá cuáles son sus libros preferidos: aquellos que logran despertar emociones, tocarlas como filamentos; este es uno de esos.
El alcalde Daniel Quintero la escogió como directora de la Fiesta del Libro y desde entonces se convirtió en la primera mujer en ocupar ese cargo. Con voz suave y calma, cuenta, mientras se alista para la edición 17, que decidió aceptar por una razón esencial: el amor por la lectura que siempre ha sentido. Esta razón se ha convertido en su norte. Ha comprobado que “la Fiesta del Libro es de la ciudad y no tiene que ver con una tendencia política”; esto le da fuerza, alegría.
Llegó a esta posición después de un camino amplio: estudió Comunicación Social y Periodismo en la Universidad de Antioquia y una licenciatura en Estudios Cinematográficos en la Universidad de París. También trabajó como agregada cultural de la Embajada de Colombia, en Francia, y fue embajadora de Colombia, en Hungría. Fue directora del Teatro Jorge Eliécer Gaitán y del Museo de Antioquia.
“Las mujeres son el tema central de los Eventos del Libro, este año. Como mujer, me siento honrada por dirigirlos”.
Dice que estos días previos a la Fiesta del Libro son los “más difíciles” por todo lo que implica la presencia de la incertidumbre en las logísticas de la vida. Explica que todo es posible gracias al equipo que la acompaña. Y al optimismo: “En los momentos difíciles me centro en las soluciones”. El apoyo de la familia, de su compañera y saber que “no podemos estar en todos los momentos”, le ayudan.
Sobre los sueños que están y quedan, menciona varios: que Medellín sea una ciudad invitada en una feria internacional. Para esto, menciona la necesidad de avanzar en traducciones de los autores locales.
También habla del deseo suyo de que la Fiesta del Libro siempre tenga el presupuesto garantizado y que se conozca más la voz de las mujeres de ahora y de antes. Cree que aunque Medellín ha ganado en apertura mental, “la mejor batalla está en la libertad de pensamiento, en lograr que las personas reciban mejor ideas nuevas, lo diverso”.
Y agrega un aspecto que la emociona especialmente al momento de invitar: “La Fiesta del Libro es un encuentro de generaciones, voces, historias y formas de ver. Ver todas esas posibilidades ayuda a que cada persona encuentre su voz propia y se sienta más acompañada”.