La pólvora, otra vez

Vamos apenas en la mitad de diciembre, y ya las cifras de personas lesionadas por pólvora muestran una tendencia al aumento. ¿Por qué no logramos salir de este círculo vicioso?

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Es nuestra tragedia nacional: andamos en círculo. Es inconcebible que la llegada de diciembre, cada año, implique el aumento inusitado del uso de la pólvora, con su carga de ruido y contaminación, y, lo peor, con un saldo doloroso de personas quemadas.

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Este año no ha sido la excepción. Según reporte del Instituto Nacional de Salud -INS-, la primera quincena de diciembre ya lleva un incremento del 6,8 % con respecto al mismo período de 2022. Y, como siempre, somos los antioqueños los que ostentamos el poco honroso primer puesto en este conteo.

¿POR QUÉ NO APRENDEMOS? ¿QUÉ NOS
FALTA PARA ENTENDER ESTE ABSURDO?
DEFINITIVAMENTE NO HEMOS SIDO
CAPACES DE MEJORAR LA PEDAGOGÍA
Y CONSTRUIR MEJORES ESTRATEGIAS
PARA LA REGULACIÓN DE LA PÓLVORA.

El último boletín de la Secretaría Seccional de Salud de la Gobernación de Antioquia, con corte al 12 de diciembre, muestra que en nuestro departamento ya llevamos 40 personas lesionadas por pólvora pirotécnica. Lo más grave es que la mitad corresponde a menores de edad, y 2 de estas personas sufrieron amputaciones. Comparando los datos con el mismo periodo del año pasado, se presenta un incremento del 14,3 %.

¿Por qué no aprendemos? ¿Qué nos falta para entender este absurdo?

Definitivamente no hemos sido capaces de mejorar la pedagogía y construir mejores estrategias para la regulación de la pólvora. Ni la academia, ni las organizaciones de la sociedad civil, ni los gobiernos, ni los medios de comunicación hemos sido capaces de encontrar la fórmula para generar un cambio de comportamiento en una costumbre tan arraigada en nuestra cultura.

Valdrá la pena revisar con juicio las campañas y estrategias de años pasados, que lograron reducir en Colombia las cifras de personas lesionadas. Según los reportes anuales del INS, desde 2015 se había logrado iniciar una tendencia en la disminución de accidentes por pólvora:

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  • 845, en el periodo 2015-2016.
  • 778, entre 2018 y 2019.
  • Y, obviamente, un número atípico en el periodo 2020-2021, por las medidas de confinamiento en la pandemia: 681.

Pero la cifra de lesionados repuntó drásticamente en el periodo 2021-2022 (1.173 casos), y se mantuvo elevada en la temporada navideña del año pasado, con 1.153 lesionados.

Y todo parece indicar que, otra vez, vamos a reprobar en esta materia.

Un mensaje para los nuevos gobiernos locales que empiezan a trabajar el próximo 1º de enero: hay que volverle a dar importancia al tema de la cultura ciudadana. La prevención del uso de la pólvora debe abordarse, como casi todos los aspectos de civilidad, con una miradaintegral, que combine investigación, pedagogía, regulación y seguimiento.

Las leyes y las normas de prohibición deben acompañarse de campañas y acciones que lleven a las personas de la obligatoriedad al cumplimiento voluntario, después al acatamiento consciente, y, por último, al cambio de comportamiento.

¡Año nuevo, ideas nuevas!

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