La película “Si dios fuera mujer” y su mensaje

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La película está en las carteleras de varias ciudades colombianas y es una historia cargada de reflexiones no solo sobre la diversidad, sino también sobre la tolerancia. 

Es la película de la que todos están hablando. “Si dios fuera mujer” marcó un precedente en el tema de una producción cinematográfica colombiana que habla de diversidad. Y también en Latinoamérica y el mundo.

Según Angélica Cervera, directora del filme, “Si dios fuera mujer” abarca temas de identidad de género y detrás de ellos hay muchos mensajes más.

Conversamos con la cineasta acerca del mensaje que hay de fondo en su propuesta audiovisual.

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¿Qué tiene de diferente “Si dios fuera mujer”?

Yo siento que “Si dios fuera mujer” es una película que mira muy de cerca a la cotidianidad de una familia, la de la protagonista, y ese puede ser el punto diferencial en un filme de este tipo.

Más allá de que exista un personaje trans, que es Laura, la película no se centra en mostrar su tránsito de género, sino lo que sucede con una familia muy tradicional, católica, con machismos, moralismos; pero que, a pesar de eso, logra entender muy bien el deseo de su hija, y la acompañan en ese proceso.

Entonces, repito: más que el tránsito de Laura, lo que vemos en la película es el tránsito de una familia, de una mamá y un papá, y todo lo que esto despierta.

¿Y usted por qué cree que es importante ese mensaje en nuestros tiempos?

Vale la pena el mensaje de “Si dios fuera mujer” porque, primero, hoy en día es importante que la gente vuelva a las salas de cine, y a ver cine colombiano.

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Segundo, para que se atrevan a entretenerse con nuestro cine en una propuesta que va mucho más allá de lo que por ahí hemos visto en relación con el narcotráfico y la violencia.

Tercero, porque creo que también es una forma de mirar con mucha empatía con mucho amor y con mucha dignidad el tema de la diversidad.

Angélica, precisamente, se ha hablado mucho de que en “Si dios fuera mujer” se muestra un concepto de “la nueva diversidad”. Cuéntenos, ¿cuál es?

Se trata de tratar de entender que la diversidad es lo natural, y pues nada como acercar al público del cine a este tipo de historias, de las que hay muchas, pero que aún es un tema del cual no se habla como debe ser.

Lo cierto es que la diversidad es un tema que todavía las familias no ponen en la mesa, por muchos factores. Pero, creo que esta película puede ayudar un poquito a tejer esa conversación, que es muy necesaria.

Metiéndonos en la historia, vemos que el personaje (Laura) tiene nueve años, y para muchos podría ser, tal vez, que no es la edad aún para hablar sobre diversidad. Para usted, ¿por qué si lo es, Angélica?

Acá quiero tener claridad. En la película, la trama no está hablando de diversidad sexual, y sí es cierto que para algunos esta palabra, diversidad, es un asunto netamente sexual, y pues no, quiero ser clara.

La diversidad sexual es un asunto muy personal. Y en “Si dios fuera mujer” no estamos hablando de qué género o qué tipo de personas le atraen sentimental y emocionalmente a Laura. Aquí estamos hablando de diversidades de género, que es muy diferente de si un niño puede realmente o no decidirse por un género sexualmente.

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Entonces, ¿cuál es la diversidad que se define en “Si dios fuera mujer”?

La trama de la película se desarrolla en cuanto a que Laura en alguna etapa de su vida vivió y se sintió hombre, y luego empezó a sentirse mujer.

Realmente, Laura es un niño que siempre sintió que quería ser mujer y a los seis años fue cuando ella dice que quiere ser mujer, y que, posteriormente, se quiere convertir en la niña Laura.

Por supuesto, no es una decisión fácil, porque pues aquí y en el mundo entero realmente todavía vivimos bajo unas estructuras hegemónicas, donde además existen crianzas supremamente conductistas, y entonces todo tiene que ser como nos enseñaron que debía ser, o blanco o negro, sin matices.

Esto no es fácil, acompañar o escuchar, afirmar que eso es otra cosa, aceptar que es algo que poco hacemos, y, sobre todo, escuchar realmente a los niños es todo un proceso.

Entonces, ¿“Si dios fuera mujer” habla de libertad?

Sí, habla de la libertad y del derecho que tiene cada persona de ser quien desea ser.

Ahora, que es muy polémico el tema de las infancias diversas, pues sí, eso es porque venimos de una sociedad completamente Católica, en la que incluso, hasta hace poco, la Iglesia decía que había que rechazar ese “tipo de conductas”.

Es libertad además porque de las infancias trans y del hecho de transitar en el género, pues muchas veces tiene que ver con asuntos performáticos (Performático, según la RAE, etimológicamente es dar vida a través del movimiento en acción y pensamiento, más allá de la forma definida, una transición hacia la transformación y el cambio).

Desde luego, tiene que ver con cómo el otro me ve. Tiene que ver con la ropa, con el pelo, con el nombre. No es un proceso, digamos, transgresor con el cuerpo, o sea la niñez, porque no hay un proceso de hormonación, no hay un proceso de bloqueadores.

Hay un proceso de resignificación de sexo e incluso, muchas veces, los niños trans son personas intersexuales que simplemente un médico o el examen clínico determinó cuál iba a ser su género, y él o ella no, necesariamente, corresponde con eso que se le asignó. Entonces, así ni siquiera es un tránsito como un cambio de género, sino de verdad. Una expresión que está más consecuente con el género, con el que siempre se sintió más cercano, más representado. Todas las historias son muy diferentes, y sí es muy difícil comparar una con otra, pero lo importante es escuchar a los niños, acompañarlos en sus decisiones.

¿Cómo está Laura hoy en día?

Sí creo que el hecho de que Laura haya hecho la transición a tan temprana edad por lo menos refleja muchos cambios profundos en los rasgos de su personalidad.

Ella hoy en día es una niña, muy feliz; muy segura de sí misma; con muchos atributos, con muchos encantos; que siempre estuvieron ocultos, por la amargura que sentía de estar o verse o representarse en el cuerpo masculino.

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