La palabra del año

No tenía claro hasta que escuché en un podcast que, cada año, las instituciones lingüísticas y diccionarios suelen seleccionar su palabra del año. Si llego tarde a este baile, me disculpo de antemano, pero como dice mi mamá, “más vale tarde que nunca”.

Y es que el ejercicio de entender etimológicamente las palabras siempre me ha gustado. Lo utilizo mucho para escritos o presentaciones, pues con el simple hecho de entender la historia de una palabra, muchas cosas quedan claras. Por ejemplo, ¿sabían que “negocio” significa “no ocio”? O que “computador” se traduce literalmente como “hacer cuentas”.

Pero volviendo a las palabras del año, novedoso como ya saben para mí, quiero resaltar tres que me llamaron la atención de las múltiples que descubrí, porque sí, la “palabra del año” se me convirtió en un pequeño “rabbit-hole” de fin de año.

Manifestar, la palabra elegida por el diccionario de Cambridge, trascendió en 2024 del ámbito de la autoayuda para convertirse en un fenómeno cultural, especialmente en redes sociales. Proviene del latín manifestāre, que significa evidente o claro, pero su popularidad actual radica en la idea de “hacer que algo suceda al interiorizarlo o visualizarlo”.

Polarización fue la palabra del año según el Oxford English Dictionary, elegida por reflejar la creciente división y extremismo en diversos ámbitos de la sociedad, especialmente en el contexto político. Y es que cada vez más se siente que las discusiones se dan sólo para reafirmar extremos en lugar de encontrar puntos en común. Casos sobraron el año pasado, y desafortunadamente, dictaduras también.

Brain-rot (podredumbre mental), elegida por Oxford. Una palabra que nace de esa capacidad anglosajona de hacer que un guion sea capaz de unir dos palabras y convertirlas en un solo término. Y aunque su significado no parece necesitar explicación, se refiere específicamente al deterioro intelectual que puede ocurrir por consumir demasiado contenido de baja calidad en línea, principalmente en redes sociales.

Para mí, estas tres palabras –manifestar, polarización y podredumbre mental– ofrecen un buen retrato del momento actual por el que estamos pasando como sociedad. Vivimos en una era marcada por una paradoja: el acceso ilimitado a la información convive con una desconexión profunda que alimenta divisiones y fomenta un declive intelectual que ha dejado de ser individual, para ser un problema colectivo.

Una paradoja que además nos ha llevado a creer, erróneamente, que el simple acto de imaginar o desear puede resolverlo todo. Y créanme, uso mucho el poder de la manifestación en mi vida, y también me leo el tarot, pero tengo clarísimo que no basta con querer algo para obtenerlo; hay que combinar intención con acción, deseo con disciplina, y sueños con planeación. Solo así, el Universo (les dije que estoy en esta onda) deja de ser espectador y se convierte en catalizador.

Como dice un proverbio japonés que me encontré: “La visión sin acción es un sueño; la acción sin visión es una pesadilla.”

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