Llevaba días escuchando una canción, pero no me había percatado de lo que decía. Hasta que, llevando mis hijos al colegio, prendí la radio y desde el asiento de atrás, ellos gritaron a todo pulmón: “Tengo un jefe de mierda que no me paga bien / Me tiene de recluta, el muy hijo de puta / …”.
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Soy jefe, y sé que muchos de los que están leyendo este escrito son jefes también. Jefe de la persona que les ayuda en la casa, el plomero que les arregla el baño o los empleados de su empresa o negocio. La canción habla de un jefe que no paga bien, pero cuando puse atención, descubrí que iba más allá, y más que reflejar la realidad de algunas personas, se convirtió en una tendencia para desacreditar a los empleadores.
Vivimos en una sociedad polarizada. Durante los últimos años hemos recibido un discurso que habla de buenos y malos, no hay puntos medios, estas a favor o en contra. Y esta polarización ha generado un caos social en el que nos atacamos unos a otros. Muchos padres se preguntan por qué sus hijos no quieren trabajar. ¿Por qué van a querer hacer algo de lo que sus padres se han quejado toda la vida? Tenemos que cuidar nuestro discurso y tener en cuenta la carga emocional que genera esta tensión social. Cada vez son más comunes las crisis de ansiedad, miedo y pánico, por la incertidumbre de pensar: qué va a pasar y qué posición debo tomar.
Decidí alzar mi voz como un ejercicio de catarsis, una manera de canalizar mis emociones. No me sentí a gusto con la canción y por eso escribí mi versión; la que cuenta la realidad de muchos jefes para generar ingresos y pagar la nómina; la que muestra cómo el estallido social, la inseguridad y las tendencias afectan nuestros negocios y empresas.
Soy abogada, madre, esposa y emprendedora. Veo cómo nuestros hijos crecen bombardeados de estímulos sensoriales que les venden la idea de un futuro perfecto, con éxito y fortuna; pero muy poco hablan de los sacrificios que hay detrás de ese éxito. Soy CoFundadora de Finaktiva, la Fintech número uno en productos financieros para empresas en Colombia. Soy consciente de los desafíos para mantener las empresas a flote y cumplir con las obligaciones y expectativas del mercado. Trabajamos para apalancar el crecimiento de nuestros clientes y sabemos que si las empresas crecen, crece el empleo y la economía. Sin embargo, está claro que en muchas ocasiones vemos el carro del jefe y no todo lo que ha construido y trabajado para comprarlo.
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Recibí una llamada de mi esposo. Le conté lo que había sucedido y le dije que tenía mi propia versión de una canción. Mi esposo se puso a reír y me dijo, mándamela. Se la grabé en un audio y entré a una reunión -olvidé contarles que cuando estaba en la universidad me gustaba cantar y escribir canciones-.
Al salir del comité, tenía muchos mensajes de mi equipo y amigos. A mucha gente le había gustado la canción. No sabía que mi esposo la iba a compartir con otras personas, pero mi catarsis terminó en una sensación de felicidad. Decidimos hacer un video con la Versión Emprendedora de El Jefe, y lo compartimos en las redes sociales de Finaktiva. Espero que les guste. Queríamos que si la canción se llama El jefe, representara la realidad que vivimos muchos jefes del mundo. Por supuesto, le mostré a mis hijos el video. Ahora ellos tienen más de empatía con mi realidad, y la realidad de otros empresarios y empleadores.
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