Federico Botero es el fundador de Ecoral, dedicada a conservar la naturaleza. Desde el empresarismo, dice, se pueden generar impactos positivos en la sociedad y el ambiente. Arrecifes y manglares son su campo de acción.
Por Juan Pablo Tettay De Fex / [email protected]
Federico Botero creció en medio de la naturaleza. Su mamá, Mónica Jaramillo, era la propietaria de un jardín infantil que quedaba donde hoy es el Mall Zona 2 Sur. Allí, el contacto con el medio ambiente fue la constante. Y como su abuelo vivía en una finca, los fines de semana los pasaba descalzo, jugando entre árboles, bañándose en quebradas.
Estudió derecho en Eafit y “todo estaba listo para ser un gran abogado. Trabajaba en una firma importante de Medellín, pero cuando llegaba el fin de semana, empecé a darme cuenta de que algo no cuadraba”. La naturaleza lo había acompañado siempre y decidió que su futuro tenía que estar relacionado con conservación medioambiental.
“Haciendo mi especialización en derecho del medio ambiente, descubrí que es necesario que quien genera impactos negativos debe compensarlos”, explica. “Soy buzo y me di cuenta de que no había un modelo de compensación en el mar”. Y así nació Ecoral, una empresa que durante tres años se dedicó a restaurar arrecifes coralinos, manglares y pastos marinos.
Uno de sus primeros proyectos fue financiado por María Clara Choucair, CEO de Choucair Testing, quien lo conoció mientras se desempeñaba como secretario de la Junta Directiva de su empresa. “El día que renuncié les conté que me iba para crear empresa y trabajar en proyectos de compensación ambiental marina. Ella me ofreció invertir, pero le dije que no. Un año después me encontré con ella y me recordó que la oferta seguía en pie. Somos socios desde hace ocho años”.
Otro modelo de negocio
“Restaurar corales es necesario, pero aún no hay un mercado”, dice. Entonces, con la ayuda de Eafit logró entender que su habilidad estaba en ser interlocutor entre expertos y empresas para que hablaran el mismo idioma.
Hoy, Ecoral presta servicios de consultoría en los que se enfoca en ayudar a las organizaciones a encontrar aquello que va con su core y que, además, permite impactos positivos. “Se trata de producir valor económico y de crear valor para la sociedad”.
Así, por ejemplo, desarrollaron un proyecto para Argos en Barú: “un inventario que permitió tomar decisiones estratégicas, entender por ejemplo que conservar el arrecife tiene otros valores: es productor de arena blanca y aporta al paisaje, lo que hace más costoso el metro cuadrado”.