No se trata solo de sedas, botones y encajes. Hay algo más detrás del diseño de una colección, detrás de lo que se observa en las pasarelas o en la vitrina de una tienda.
Al leer entrevistas con los diseñadores de moda o ver los documentales inspirados en su obra, hay un interrogante que aparece una y otra vez. ¿Cuál es su inspiración? Las respuestas resultan muy interesantes porque evidencian la conexión que existe entre la creación de una prenda y la historia de la humanidad, del arte, de la literatura, del cine, de la danza, de la música, entre otros tópicos, que en muchas ocasiones son el inicio de una colección, es decir, la fuerza que imanta esos primeros bocetos.
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Yves Saint Laurent, Ferragamo, Lagerfeld, Calvin Klein, Donna Karan, Chanel, Versace, Blahnik, Ackermann, Custo Barcelona, escribieron y escriben su nombre en una historia que está llena de matices. Hay evocación y ruptura, tal como la hay en las nuevas firmas motivadas por un asunto sabido: el vestuario es una necesidad humana, acompaña cada una de nuestras actividades.
La historia del vestido está anclada en la historia de la humanidad.
En una reciente entrevista publicada en El País, de España, Blahnik hacía énfasis en esto. Al citar a Visconti, recordó que este al referirse a los trajes de época que usaba en sus películas, manifestaba que “sin la tradición, no somos nada”. De hecho, el mismo Blahnik asegura que muchos de sus bellos zapatos se han inspirado en obras de arte, como la pintura de María Luisa de Parma, de Mengs. Claro, también se ha inspirado en las rosas del jardín de su infancia o en las perlas vistas en un retrato o en la lectura de un libro.
Todo tiene una conexión. Las colecciones más fuertes son aquellas que están sustentadas, como se ha visto en la historia del vestido. Lola Gavarrón, escritora e investigadora de moda española, quien ha visitado Medellín invitada por Inexmoda, ha evidenciado esas conexiones del diseño del vestuario con múltiples actividades humanas. Ella ha mostrado que no es un hecho aislado y, mucho menos, un asunto frívolo. De hecho, pensadores como Barthes o Bourdieu se ocuparon del tema con profundidad dando luces sobre el fenómeno.
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Los primeros seres humanos usaron las pieles como una protección. Luego llegó el tejido y, con el paso de los siglos, el diseño de modas se convirtió en una profesión que tiene que ver con la empresa, el mercadeo, el consumo y el espectáculo, sin embargo, su esencia se mantiene.
Los diseñadores de moda y confeccionistas no pueden abstraerse de lo que ocurre en las tendencias del mundo. La urgencia de la sostenibilidad, el reciclaje, la naturaleza como fuente primaria, la mutabilidad, las relaciones entre los géneros, en fin, la moda está ligada a la sociedad y a sus transformaciones y de esto han dado cuenta esas maravillosas retrospectivas en los museos del mundo -esos recintos del arte- cuando exponen el legado de diseñadores que han sabido ver más allá de telas, patrones y cortes. La moda nos da pertenencia, también nos diferencia.
Lo que perdura
Lola Gavarrón dijo que todos deberíamos asistir alguna vez a una pasarela. La energía que emana en esos quince o veinte minutos es la muestra de lo efímero y lo permanente. En sus libros da cuenta de una historia cruzada. Hasta los movimientos sociales han influido en el vestuario.