Todo lo que necesita el planeta es amor: amor a su diversidad, en todos sus sentidos, colores y orientaciones. Solo así podemos salvar este mundo: amándolo y amando a todos los seres que viven en él.
La inspiración para escribir esta columna llega de una imagen que vi en redes en estos días. En dicha imagen se observa a dos niños, uno blanco y otro negro, abrazados, y se lee la siguiente frase: “Este mundo no quiere ser salvado. Este mundo quiere ser amado y así es como lo salvamos”.
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Esta imagen me hizo reflexionar acerca de nuestra necesidad de luchar en contra de la violencia, en contra de la corrupción, en contra del cambio climático, en contra, en contra… y ahora entiendo que pueden existir otros caminos. Sin la pretensión de evidenciar el camino correcto, y desde la confianza en que no existe uno solo, siento que el camino del amor por el otro, representado en el respeto, la compasión y la empatía, es el que nos puede ayudar. Nos creemos muchas veces dueños del otro, de sus reacciones y emociones, y de esta manera las entendemos desde nuestra mirada, desde nuestras experiencias y no somos capaces de ser empáticos.
Lo mismo nos ocurre con la naturaleza, la que nos da la vida: nos creemos sus dueños, sus amos, como si de una mascota se tratara, y no somos capaces de ver que, si ella está mal, nosotros vamos a estar peor. La empatía es aquella capacidad de ponernos en los zapatos del otro, de sentir desde su lugar, y cuando hablamos del otro casi siempre lo aplicamos a los seres humanos, a los que se parecen a nosotros, pero no lo aplicamos a los que no se parecen tanto, ni a la naturaleza y a sus seres.
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Además, hay otro asunto que me tiene pensado también estos días, pues mis padres han presentado alteraciones a su salud: muchas veces no brindamos amor cuando podemos hacerlo, sino cuando ya es tarde y hemos perdido a esos seres especiales. Entonces, nos lamentamos de haber perdido especies de animales y plantas, y se les hace publicidad a esas pérdidas, pero ¿qué podemos hacer para conservarlas? ¿por qué no brindamos amor en presente y solo caemos en la cuenta cuando ya no es posible?
Mi propuesta para el día de hoy es: tratémonos bonito, seamos empáticos, ayudemos a las personas que lo necesiten, extendamos estas buenas acciones a los no humanos, los animales, plantas, rocas y montañas; amémonos y amemos la diversidad, en todos sus sentidos, colores y orientaciones. Porque, así suene muy cliché, solo así podemos salvar este mundo: amándolo y amando a todos los seres que viven en él.