Cuando Paula Jaramillo Destouesse habla en público, enfatiza, con absoluto gozo, que es la mamá de “Santi“, el niño superviviente, superhéroe y bendecido por Francisco.
Sus palabras denotan firmeza, elocuencia y serenidad. En sus relatos incorpora proverbios o aforismos que concreta con enseñanzas cotidianas. Son frases hiladas con la moderación y bondad de quien ha sido capaz de palpar milagros en los desafíos de la vida.
“Con ‘Santi’ fui madre por segunda vez, hace 14 años. Él nació perfecto, pero a los tres meses sufrió muerte súbita infantil. En el mundo, esa es la principal causa de deceso en menores de un año. En ese momento mi vida se partió en dos: una, de oscuridad; y la otra, de tristeza”,
recuerda.
Se sintió devastada. Su pequeño había quedado en coma y con una lesión neurológica muy severa. Durante dos meses permaneció en UCI. Ella, su esposo, Jaime Andrés Salazar, y su hijo mayor, Mathías, en ese entonces con dos años, se refugiaron en la fe, el amor y el abrigo de sus familias.
“Contra todos los pronósticos ‘Santi’ sobrevivió. Solo el 0.1 % de los bebés con muerte súbita revive. Esa fue la primera señal providencial”,
anota.
A partir de ese instante nació la segunda Paula, una que intuyó, con desprendimiento, que su misión iba más allá que quedarse quieta arrinconada por el duelo.
“Empezamos a difundir mensajes de prevención y alerta sobre la muerte súbita infantil. Creamos la Fundación ‘Santi, un milagro de vida’. Mi esposo y mi papá, q.e.p.d., diseñaron la ecocuna ‘Sueño seguro’, fabricada en cartón para salvar vidas”,
explica.

Convencida de que su tarea requería de una ayuda divina, en la fría mañana del 9 de septiembre de 2017 madrugó con su familia con el anhelo de obtener, para su “Santi”, la bendición del papa.
“Llegamos al Olaya Herrera a las 3:00 a. m. Creímos que no lo lograríamos, pero todos los caminos se abrieron. La gente gritaba ‘sí se puede’, ‘déjenla pasar’, yo llevaba a ‘Santi’ cargado. Los escoltas no me dejaban seguir. Al final, cuando el papa se estaba despidiendo del alcalde y el gobernador, él me miró y me hizo una señal. Con caridad besó a mi hijo y lo bendijo, un gesto para todos los niños enfermos”,
afirma.
Minutos después, en la pista del terminal aéreo, Paula, “Santi”, Jaime y Mathías se fundieron en un abrazo en medio de los aplausos y sonoros vivas de miles de personas que ese día asistieron a la misa campal del papa en Medellín.

“Orar por alguien es manifestar cariño a distancia, abrazándolo invisiblemente. Las almas son como velas que se encienden unas a otras, en la luz u oscuridad”:
Paula Jaramillo Destouesse, mamá de “Santi”.
La proeza de esta familia fue difundida por el Vaticano como uno de los pasajes más conmovedores durante la visita de Francisco a Colombia. Aferrada a las señales de fe, ella continúa con el encargo benefactor de “Santi”, su mayor milagro.