Esta fundación que se aproxima a cumplir 60 años, presentó la “Monstruoterapia”, una estrategia con muñecos de peluche, historias y técnicas para alejar miedos, dar tranquilidad a los niños y encontrar otros recursos
Hay lugares donde todo parece estar claro. Las intenciones, las palabras, el mensaje, las personas. Esta semana y bajo un techo de baharquere de uno de los salones del Museo El Castillo, Claudia Toro, una mujer de voz suave, mirada tranquila y amor natural por los niños, apareció en el escenario para anunciar un giro del camino: el comienzo de la “Monstruoterapia”, una estrategia mediante la cual la Fundación Carla Cristina busca ayudar a niños de edades variadas a superar el miedo a la oscuridad, la soledad, a los dolores del cuerpo o a las pesadillas.
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Esta ayuda sucederá a través de cuatro muñecos de peluche que están acompañados de una cartilla donde se leen cuatro historias escritas por Andrea Halaby y se muestran otras formas de lograr que se vayan estos temores: a través de la respiración, mover la atención hacia un tema distinto o imponer las manos sobre una parte del cuerpo. A propósito de esta iniciativa que busca reunir recursos para la fundación a través de la venta de estos kits o paquetes en los que vienen los monstruos, Claudia Toro, una de las personas cercanas a la Fundación Carla Cristina, recordó que “todos los miedos son adquiridos; el único que nace con los niños es el miedo a caerse”.
De la tristeza al aprendizaje o la alegría
Hace casi 60 años, Solina Gallego Fernández, una mujer que sabía transformar lo adverso para seguir avanzando y encontrar alguna solución, se enfrentó a una tristeza: la muerte de Carla Cristina, una niña de 3 años que se fue de este mundo, por una enfermedad. Al vivir de cerca su historia y con la sensibilidad que le permitía entender a otros, le propuso a su prima Elisa, mamá de la niña, intentar transformar esa tristeza.
Fue así como las dos y un tiempo después, inauguraron un jardín infantil en el barrio Belén Las Violetas. Desde entonces, y hasta ahora, esta Fundación se dedicó a ayudar a muchos niños de la ciudad. Se cree que hasta ahora ha atendido a más de 220.000, en más de trece centros infantiles.
Sobre esta “Monstruoterapia” que llegará a la vida de muchos, y a la vez permitirá recaudar recursos para esta fundación, habló Miriam Mesa, su directora: “en Carla Cristina estamos convencidos que un alimento lo puede brindar cualquiera, pero no el amor, la comprensión, el acompañamiento y el cuidado consciente que han entregado más de 3 mil profesionales que han pasado por la Fundación. Esto nos motiva a seguir trabajando para impactar miles de vidas”.
A su voz se sumó la de Ricardo Sierra Fernández, presidente de la Junta Directiva de la Fundación Carla Cristina, y quien agradeció a todas las personas, empresas y fundaciones que hicieron posible esta iniciativa. También invitó a los asistentes a creer en sueños nuevos, y a enfocarse en las “cosas bonitas que tiene la ciudad” y a “construir”. Este hombre que trabaja desde hace varios años a favor de esta causa, evitó referirse a la Alcaldía de Medellín que retiró el contrato de Buen Comienzo a la fundación por un episodio aislado a su esencia, y que además de retirar la asistencia social experimentada y cerca, a los niños, también la dejó sin recursos vitales, en el 2021.
En este acto de lanzamiento al que asistieron personas cercanas a la fundación, niños y familias, estuvo presente todo el tiempo la memoria de Solina, su fundadora. La misma que según Claudia Toro y su hija, Elisa Fernández, encontraba juguetes en objetos simples. La misma que decía: “cada niño tiene la mamá que necesita” y sabía diferenciar los tonos de las nubes en los atardeceres.