La espiritualidad de los pies

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El no daño “ahímsa” es el corazón de una filosofía de vida que pone el servicio a los demás como centro de gravedad. También se entiende como  una metodología para resolver los   conflictos naturales y propios  de la vida social.

Entre el 17 y el 21 de abril volvimos a marchar a Caicedo para conmemorar los 20 años de esa manifestación pública que tuvo como mantra : “Sí hay un camino, la Noviolencia”. La experiencia nos sirve para corroborar que andar a pie es una manera clara y contundente de apropiarnos del territorio, para pasar luego a la necesaria ciudadanía activa. 

Antioquia tendrá su política pública de paz y Noviolencia, y será posible por la suma de muchos esfuerzos y el trabajo paciente y persistente de variados colectivos muy comprometidos. Es por eso por lo que se llena de sentido el que un tótem haya viajado de mano en mano desde la Catedral Metropolitana hasta la plaza del municipio de Caicedo, recogiendo el material reflexivo de muchos protagonistas de la paz, la reconciliación y la Noviolencia en nuestro departamento .

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El andar puede convertirse entonces en auténtica y legítima acción política, porque el caminar modesto y sin pretensiones es un oficio de paz  que nos ayuda a igualarnos en dignidad porque las diferencias desaparecen. Es por eso por lo que sigue vivo como rito de resistencia a todo lo que vulnere nuestra conciencia y es una manifestación de no cooperación con el maltrato, la inequidad y la opresión.

Fue precisamente ese ponerse de pie y echarse a andar de nuestros ancestros primitivos, lo que hizo posible el habitar de nuestro mundo. Dicen los que saben que cuando liberamos las manos y la cara al ponernos de pie, hace unos 4 millones de años, dimos uno de los más portentosos saltos evolutivos, porque hizo posible el desarrollo del cerebro humano. Como quien dice, empezamos por los pies y esa reivindicación es la que nos merecemos hoy.


Es por lo anterior que estar ahí afuera, a plena intemperie, ayuda a mantener la altura y la dignidad humana, gracias a la humildad que imponen los pies, en reemplazo de la arrogancia de la velocidad. En el caso concreto de la Marcha a Caicedo 20 años es para nunca olvidar a Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri, como nuestros más cercanos y queridos inspiradores de Noviolencia, entendida como el ejercicio de la inteligencia, la solidaridad y la prevalencia del bien común.

Si nos quedamos quietos mucho tiempo se debilitan el intelecto y las piernas. Con razón el gran Thoreau practicaba el caminar para reforzar su capacidad de desobediencia, porque nos hace contestatarios, nos acerca a la Noviolencia.

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Lo que se vuelve realmente valioso es que el andar es monótono y automático, y de esa manera parecería que al cerebro le queda más fácil entrar en estados de meditación profunda.  Ir a pie es una auténtica experiencia del cuidado de uno mismo, del entorno y de los otros, que apacigua y calma, y es por eso que nos entrena en Noviolencia.

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