Para nadie es un secreto que buena parte de la subsistencia de las entidades culturales privadas en el país depende de los dineros que le giran las entidades públicas, como es norma general en casi todos los países del mundo. Alcaldías, ministerios, departamentos se encargan de los teatros, los museos, las compañías de las diferentes artes, las cuales hacen procesos y proyectos culturales y les dan oportunidades a los segmentos de la población que impactan.
Este año, muy juiciosas, diversas entidades culturales de Antioquia, que durante años han accedido a recursos a través de convocatorias, no alcanzaron los puntajes mínimos y ahora están haciendo de tripas corazón, apelando a su creatividad para encontrar los recursos que no alcanzaron por parte de MinCultura.
Lo curioso es que entidades con 20 o más años de gestión cultural, que saben hacer muy bien la tarea, que no habían tenido problema en la adquisición de recursos estatales, ahora no los tienen. Como si a los gestores culturales antioqueños se les hubiera olvidado a hacer proyectos en el gobierno Petro.
¿Una muestra más de la desatención del gobierno central con Antioquia?, ¿pura casualidad? Pareciera que no, pero una vez más la responsabilidad de la cultura recae sobre los privados, y nuevamente todos a tocar las puertas de Sura, de Argos, de Bancolombia, etc, para que apadrinen, patrocinen, se alíen con las entidades culturales para sacar adelante sus festivales, sus temporadas, sus programas, en época en que estas mismas empresas también están en recorte de presupuesto para el sector… y las cajas de compensación, ni se diga; con una, incluso, intervenida.
A ello se suma que tanto la Alcaldía de Medellín como la Gobernación de Antioquia están en stand by con la destinación en el área cultural. En la Alcaldía por lo menos ya empezaron algunas convocatorias, a paso lento, sin avanzar siquiera en proyectos tan importantes como la Feria de las Flores; y en la Gobernación, peor aún, ni siquiera arranca por temas burocráticos, lo que oscurece aún más el panorama para los artistas y sus instituciones.
Así que la cultura, que tiene muchos amigos con ideas similares al actual presidente, también está sufriendo la polarización política con Antioquia y la falta de interés en apoyar cualquier obra, cualquier montaje, cualquier proyecto, temporada, festival, que se haga desde estas tierras montañeras. Como en una buena película de Hitchcock, la tensión y el suspenso se siente. Hay incertidumbre en la arena, y el telón de este 2024 apenas se sube.