Para que las organizaciones evolucionen, las personas deben evolucionar. Y viceversa. Que este ciclo sea exitoso depende de un nivel de conciencia capaz de guiar a las personas para tomar buenas decisiones e interpretar de la mejor manera el mundo que habitamos.
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En un mundo empresarial donde la cultura y la creatividad se levantan como banderas de evolución, los líderes empresariales deben actuar desde la conciencia y conectar sus empresas con su propósito, para impulsar la evolución desde la naturaleza humana de los equipos de trabajo y sus posibilidades; también desde el pensarse como guías que abrazan y posibilitan un cambio consciente y responsable con el entorno.
¿Cómo conectar o reconectar el propósito de los lideres empresariales? Es una de las preguntas que se deben hacer los empresarios con sus equipos, para encontrar las herramientas indicadas que potencien las buenas prácticas en su entorno, con sus empleados, clientes, proveedores y accionistas, con toda la sociedad; herramientas que permitan desarrollar una cultura organizacional que potencie las capacidades de las personas involucradas. Aquí el primer paso es el autoconocimiento.
El escritor británico Richard Barret se basa en los niveles de jerarquía de las necesidades de Maslow, para hablar de siete niveles de conciencia con los que evolucionan tanto las personas como las organizaciones. Cada nivel se caracteriza por un conjunto de valores y creencias que nos permite comprender mejor nuestro propio nivel de conciencia, así como el de las organizaciones en las que trabajamos, y nos ofrece una guía para el desarrollo personal y profesional. Están más unidos que nunca.
Por eso es necesario crear espacios seguros para los equipos, donde puedan expresarse sin importar que tan locas puedan ser sus opiniones o ideas. Tenemos que promover la oportunidad de aprendizaje, seguro saldrán oportunidades para potenciar la creatividad y la capacidad de accionar.
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Necesitamos líderes comprometidos y con una mentalidad que les permita gestionar empresas de manera diferente, el mundo está pidiendo a gritos gestores de liderazgo que se adapten, transformen, reconozcan sus límites y esas capacidades que les permitan identificar y aprovechar las oportunidades, gestionar las emociones y darle solución desde las organizaciones a los problemas que nos propone la sociedad
Decía Carolyn Taylor que “la cultura es la verdadera ventaja competitiva de una organización”. Y qué mejor si se trata de una cultura basada en la resiliencia, la consciencia plena y la responsabilidad con nuestro contexto. Que la cultura nos permita seguir compartiéndonos con el otro desde las ideas, la inspiración y la motivación para seguir creando y generando cambios positivos desde adentro y hacia afuera, en la ciudad y en nuestro país.
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