Los desechos tecnológicos conforman una bomba de tiempo que está cogiendo ventaja. De acuerdo el Departamento Administrativo Nacional de Estadística -DANE-, Colombia produce al año unas 200.000 toneladas de basura electrónica.
En el mundo la contaminación en playas y otros espacios naturales por desechos tecnológicos es un problema creciente. Este tipo de afectación incluye dispositivos electrónicos desechados, cables, baterías, dispositivos móviles, cargadores y otros componentes tecnológicos que son arrojados incorrectamente al medio ambiente.
La llamada basura tecnológica proviene de diversas fuentes como residuos industriales, descargas ilegales, vertederos mal gestionados y prácticas de eliminación inadecuadas por parte de los consumidores.
En Colombia rige desde 2013 la Ley 1672 de “Gestión de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos” la cual insta a las empresas que comercializan estos aparatos a gestionar su reciclaje y brindar al consumidor espacios para su recolección.
Para los operadores de telecomunicaciones autorizados en el país por el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones -MinTIC- la recuperación y el reacondicionamiento de los equipos electrónicos debe de ser una tarea constante. Algunas empresas estimulan a sus clientes y usuarios a efectuar un adecuado proceso de reciclaje de los desechos tecnológicos.
“Es muy importante hacer un adecuado manejo final de estos aparatos, ya que, si se disponen inadecuadamente en el entorno por su composición química podrían ocasionar un riesgo ambiental al desprenderse elementos tóxicos que contaminen el suelo, las fuentes de agua o el aire”, explicó Ana Marina Jiménez, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Tigo Colombia.
Estudios de la Universidad de Naciones Unidas y la Unión Internacional de Telecomunicaciones revelan que anualmente se generan cada año en el planeta más de 60 millones de toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Para Colombia, la situación también es crítica: la falta de conciencia ambiental y la carencia de campañas estratégicas están afectando ecosistemas naturales como playas, lagos, páramos, bosques tropicales, fuentes hídricas, reservas ambientales y las profundidades de los océanos.
Otro de los operadores tradicionales en Colombia, Claro, señaló que en el último año la compañía reforzó su esquema de Economía Circular y Logística Inversa con lo que evitó una emisión de 1.911 toneladas de CO2, equivalente a 437 piscinas olímpicas. Adicionalmente, advierte que propició la recuperación de más de cinco millones de equipos y la recolección de cerca de 1.100 toneladas de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE).
A pesar de que existen múltiples actores sobre los cuales debería recaer la responsabilidad, otra de las problemáticas latentes dentro de esta cadena es que el reciclaje de los desechos tecnológicos conlleva grandes retos debido a que los procesos de manipulación para que sean reutilizados son costosos y peligrosos.
De acuerdo con Greenpeace, ONG ambientalista, cada año se fabrican más de 160 millones de nuevas computadoras portátiles, lo que hace que la industria de la Tecnología de la Información (TI) sea responsable del 2 % de las emisiones que producen el cambio climático, igualando así a toda la industria de las aerolíneas.
Para el caso puntual de Colombia, la generación de residuos electrónicos, también conocidos como e-waste, alcanzó las 34 mil toneladas métricas en 2021. La realidad para el país en este aspecto es cruda: en 2024 Colombia se posicionó como uno de los mayores generadores de basura electrónica en América Latina y el Caribe.
“Colombia es el cuarto país del continente con mayor producción de residuos electrónicos. Cada año se generan en promedio en el país casi 200.000 toneladas y se prevé que para 2026 sean 220.000 toneladas, con una tasa de crecimiento anual alrededor del 2 %”, según lo indicó el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
¿Qué se puede hacer?
Expertos en el aprovechamiento y adecuada disposición de residuos tecnológicos hacen recomendaciones a las compañías de telecomunicaciones, a las autoridades ambientales y a los usuarios de tecnología. En Colombia, empresas de mensajería como Interrapidísimo, Servientrega o Efecty disponen de puntos de recepción de estos materiales tecnológicos. Entre otras acciones sugeridas están las siguientes:
1. Efectuar visitas y jornadas continuas de recolección de equipos y demás desechos.
2. Llevar los equipos recolectados a laboratorios especializados de universidades o centros tecnológicos para revisarlos y clasificarlos como funcionales o no funcionales.
3. Propender por la adecuada rehabilitación de los aparatos funcionales: mantenimiento, limpieza y empacado para que puedan ser reutilizados.
4. Desarmar los aparatos no funcionales para una clasificación de los elementos aprovechables y no aprovechables.
5. Generar campañas permanentes en medios de comunicación, redes sociales, puntos de encuentro comunitarios masivo e instituciones educativas acerca de los riesgos de la basura tecnológica y su debido reciclaje.
6. Propiciar acciones desde sus plataformas tecnológicas para propiciar la disminución de la huella de carbono entre usuarios y clientes.
7. Potenciar la riqueza biodiversa de un país como Colombia con acciones responsables y en armonía con los recursos naturales.