Utilizando su destreza en el karate, donde fue campeona nacional e internacional, esta exdeportista creó un colectivo de mujeres soñadoras.
Karen Vargas le dijo adiós al karate cuando tenía 22 años. Hoy, a sus 27, sigue activa en el deporte, ya no desde la competencia, pero sí con una labor que le entrega más satisfacciones que los podios y las medallas.
Desde los cinco años estuvo en un tatami (lugar de competencia), integrando selecciones Antioquia y Colombia. Fue campeona intercolegiada en representación del Lola González, también ganó en eventos nacionales y alcanzó a brillar en un Panamericano junior. Participó en dos Juegos Nacionales portando la bandera de su departamento y mantuvo un alto rendimiento por cerca de una década.
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Pero cuando aún era joven sintió que quería explorar otras facetas en su vida, sin dejar el karate del todo, pues se mantiene activa como profesora de las nuevas generaciones y también en certámenes recreativos.
El deporte transforma vida
Karen desborda optimismo y empatía. Dice que la práctica del karate le dio fortaleza, confianza en sí misma. Cuando empuñaba para acertar un golpe, sentía que en el centro de su cuerpo, entre el abdomen y el pecho, se acumulaba una fuerza que controlaba con su mente para luego saberla conducir hacia un objetivo.
Sintió, entonces, que esa misma fuerza la podían tener otras mujeres que necesitaban una orientación para saberla desfogar con método.
Creó así un proyecto llamado Mi cuerpo, mi territorio. Su idea es visitar colegios e instituciones educativas y promover entre los jóvenes el reconocimiento y el empoderamiento de emociones y sentimientos. Hoy es un colectivo de mujeres deportistas que compartirán experiencias para influenciar en sus hábitos y pensamientos.
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El primer piloto lo hizo en su colegio, como una retribución por el apoyo que recibió cuando competía una y otra vez en eventos que le ocupaban parte de su tiempo académico.
Este proyecto le valió ser reconocida en el concurso Mujeres Jóvenes Talento de Medellín en la categoría Deporte, recreación y actividad física.
Ahora su meta es hacer de este un proyecto colaborativo al que se sumen más deportistas, más empresas que la apoyen y más colegios interesados en tener sus talleres, charlas y actividades con sus alumnas.
“Es llevar estas historias de vida de diferentes deportistas para que esas jóvenes se inspiren en nosotras y que el deporte sea un vehículo de transformación social que siempre les va a traer un proyecto de vida muy interesante”, comenta Karen.
Su metodología
Fuerza interior: “muchas veces a las mujeres nos falta mucho empoderamiento. Les muestro, con ejercicios de karate como el oi zuki (una técnica de puño), cómo pueden sacar esa fuerza interior”.
“Ejercicios de autorreconocimiento y reconocimiento de la otra persona. Nos ponemos frente a frente, nos decimos lo valiosas y fuertes que somos en una meditación, y luego se lo decimos a quien está al frente, que es el reflejo de lo que yo soy”.
Los ejercicios que trabajan el karate pero también la mente.
Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]