Por Laura Montoya Carvajal
Superar el miedo al error es una de las virtudes del dibujo en vivo. Crear libretas de viaje cargadas de paisajes, fragmentos y sensaciones de los lugares que se visitan es lo que todos los sábados intentan los grupos de Urban Sketchers. Nel Correa, quien coordina esta iniciativa en Medellín, lo dice al principio de los recorridos, que van por escenarios de ciudad como el Parque Explora, el Museo de Arte Moderno, el aeropuerto Olaya Herrera y las escaleras eléctricas de la Comuna 13.
Luisa Montoya no conocía esas escaleras. Al final de ellas, sentada contra una vitrina con sus marcadores y lapiceros, la estudiante de artes plásticas continuó el reto que se impuso desde octubre: dibujar firme y sin borrar nada. Esta vez fueron las casas de colores de San Javier, con ventanas, cortinas y plantas en los balcones. De vez en cuando un niño venía a verla, y de igual forma les pasó a sus compañeros, desperdigados en muros, contra paredes, asomados en miradores y plasmando con concentración un pedazo de paisaje en sus libretas.
Hace año y medio Nel invita a estos dibujantes, muchos de ellos ingenieros, a registrar la vivencia de los lugares a través del dibujo. Él es diseñador gráfico e ilustrador infantil, y tiene libretas de todo tipo de sitios, de la comida que allí se encuentra, los perros, los vehículos, y pequeñas notas que dan cuenta de su paso por ahí. Para él, esta forma de narrar logra juntar lo que se siente con lo que se ve, algo que según él no logra la fotografía.
Los niños se acercan a ver las libretas de los jóvenes que miran y rayan. Una niña que vendía crispetas decidió que ella también podía dibujar. Aunque le disgustaba el cabello largo del chico que le regaló hojas, trató de dibujarlo lo mejor posible. Varios niños se sientan en el suelo a hacer lo mismo.
Luisa lleva cinco salidas y ya siente que ha aprendido mucho. “Por borrar y tachar, olvidamos dibujar lo que estamos viendo”, mencionó, mostrando su libreta llena de bocetos de tinta. “Esto se vuelve un diario, para guardar lo que uno ve y escucha, todas las experiencias que vive”, apuntó. Nel completa: “Es cuestión de entrenamiento, dibujar a diario y aprender a equivocarse. Ese el objetivo de fondo del proyecto”.
Urban Sketchers tiene grupos en las principales ciudades del mundo, y en Latinoamérica está presente en Buenos Aires, Sao Paulo, México y Medellín. En esta red, los dibujantes comparten sus visiones de ciudad con el resto de integrantes en otros países, y este es el único requisito para entrar: mostrar su dibujo.
“La meta de este grupo es que esté en la mira de Urban Sketchers internacional y se haga en Medellín el simposio internacional de dibujo que tiene lugar cada dos años. Ya que se le está dando tanta importancia a la proyección de ciudad, creo que esta es una muy buena herramienta para mostrarla”, aseguró Nel.
Además de las salidas para dibujar, se han realizado talleres y conversaciones con dibujantes sobre sus técnicas y apreciaciones. Para el ilustrador líder, lo ideal es que estas actividades sean más recurrentes, para que cada dibujante conozca mejor su libreta, pierda el miedo, utilice mejor el tiempo y comparta conocimiento con los demás.
Dentro del grupo que fue a la Comuna 13 el sábado pasado, casas, plantas, techos, lámparas y calles fueron dibujadas con distintos materiales. Con líneas de tinta china, pinceladas de acuarela, trazos de lapicero, marcadores y dibujo, 21 personas registraron esta visita. Al final las juntaron y comentaron los elementos que favorecieron la profundidad y el buen uso del color sobre las líneas.
El cronograma de las salidas es publicado en la página de Facebook Urban Sketchers Medellín.
La próxima salida será a la iglesia del Señor de Las Misericordias en Manrique.