Profesor por vocación, exministro y líder interesado en el avance del país, son elementos de José Manuel Restrepo, el nuevo rector de la Universidad EIA. Conversamos con él, entre las montañas del Oriente antioqueño.
Creció entre profesores y durante casi 26 años ha estado entre clases, ilusiones de estudiantes y salones. Ahí, en el espacio donde el conocimiento se comparte y aumenta, ha conocido lo que significa la educación en Colombia. Después de pasar por varias instituciones académicas llegó a la Universidad EIA hace unos meses, tras ocupar el cargo de ministro de Hacienda y Crédito Público de los colombianos durante el gobierno del presidente Iván Duque. Desde su despacho, en los pasillos, y en conversaciones con los profesores que lo acompañan, trabaja para que esta institución educativa brille y aporte resultados; su propósito es más trascendental: busca aportar al país, y al mundo.
La claridad está presente entre sus frases, y las respuestas rápidas también: “Recibimos al mejor talento de la región y lo entregamos al país”. Esto lo dice con convicción y con base en los promedios académicos, los valores humanos de sus estudiantes y al revisar la lista de los egresados y personas que han pasado por aquí.
¿Por qué quiso ser parte de la Universidad EIA?
Llegué con el interés de compartir con el mundo académico, de nuevo. Es una institución con una excelencia académica y humana. Después de muchas conversaciones con la comunidad académica, estoy aquí.
¿Por qué decidió aceptar la jefatura de la EIA?
Ser, saber y servir son tareas que considero fundamentales y que puedo realizar a través del trabajo académico. También crecí en una familia donde ha habido una tradición familiar educativa: varias personas se han dedicado al oficio y, además de esto, mi madre fue profesora de inglés, y por eso, también, siempre me ha llamado mucho la atención el valor de compartir con los estudiantes. La tarea de ser profesor es una de las más dignas y de las que me siento más orgulloso. He estado en la academia y junto a los estudiantes por casi tres décadas. Además de esta posición como rector, vuelvo a dar clase después de cuatro años y esto me alegra mucho.
¿Qué retos tiene ahora como rector de la EIA?
En la EIA confluyen varios factores: el mejor talento de la región y el interés constante hacia temas como el emprendimiento, las startups, la innovación, la internacionalización y la Cuarta Revolución. Pensamos en cómo ser más innovadores y comprometidos con la sostenibilidad, por ejemplo, ¿cómo cuidamos los bosques cercanos?. Entre los desafíos nuestros está tener una vida cultural más humana, mantener el hecho de que cada estudiante valga por su nombre, y cumplir lo que dice ese principio de la filosofía (africana) Ubuntu “soy porque somos”, y que se refiere a la importancia del servicio, de estar en comunidad y pensar en el bien común. Como Universidad nos interesa que la educación continúe siendo personalizada, que cada estudiante encuentre aquí la oportunidad de desarrollar sus talentos y ser reconocido de forma individual y como algo superior a sí mismo.
¿Qué aspectos personales le han permitido ocupar posiciones valiosas como las jefaturas de una Universidad o un ministerio?
En primer lugar, creo que la pasión por lo que hago, el entusiasmo por un propósito que hay en el alma y en el corazón, y la intención de compartir con las comunidades. También creo que a esto se suma una dosis de visión y ambición; esto último entendido como el interés de construir equipos alrededor de los resultados.
¿En qué aspectos cree que ha avanzado la educación, en Colombia, y qué cree que aún falta?
La educación ha hecho un esfuerzo grande en recursos, en aumentar la cobertura y pasar a niveles como las maestrías o los doctorados. También se ha acercado más al mundo de la educación internacional y al uso de la tecnología avanzada. Creo que es importante incorporar factores como la pasión o la felicidad. En lugar del pesimismo, construir con optimismo, identidad positiva y con un modelo educativo que aunque sea bastante racional, pueda incorporar estos elementos y formar en la curiosidad.
¿Qué aspectos le llaman la atención de Antioquia, una región en la que usted ve algunas características particulares?
Antioquia tiene un capital social más fuerte que otras regiones de Colombia. Aquí las instituciones se admiran y se reconocen. Por eso hay que cuidar los amagos de destrucción de esas capacidades. Aquí, el sector público y privado trabajan juntos y el Comité Universidad – Empresa – Estado (CUEE) ha funcionado muy bien. Veo amor por el territorio e interés en avanzar. Creo que aquí se ve afianzado un valor como el de la resiliencia y hay potencial para aprovechar la diversidad; también hay más capacidad de innovación y emprendimiento. Hay una tradición de austeridad y trabajo comprometido. Entre las riquezas de esta región está el hecho de tener varios climas, territorios y culturas diversas; de todo esto hay que nutrirse. También veo un capital de confianza mayor que el de otras regiones y la oportunidad de innovar. Al mismo tiempo creo que es importante tener una dimensión más global, desarrollar más el bilingüismo, superar los desafíos de la geografía y llegar a regiones lejanas como India, China o Malasia. Esto será más fácil con obras como Puerto Antioquia.
¿Qué elementos debe tener un buen profesor?
Un buen profesor es un maestro, una persona que va más allá de formar talentos y de entregar datos. En esa tarea, le corresponde ser ejemplo y ser capaz de enamorar a sus estudiantes, en el conocimiento y en aspectos fundamentales de la vida. Es vital que tenga pasión, ética, felicidad y compromiso. Que sea capaz de motivar en el papel de encontrar el bien común y combinar con armonía las ideas y las acciones. Creo que debe tener un profundo sentido del amor, que innove y aporte de cara a sí mismo y a los demás. Al mismo tiempo debe entender que estas generaciones de estudiantes de ahora son diferentes y piensan distinto. A todo esto también sumo la capacidad de desarrollar las capacidades del pensamiento crítico que permitan realizar preguntas sensibles con el entorno. Un buen profesor entiende que esos jóvenes que tiene cerca asumirán el liderazgo del país.