¿Usted tendría en casa a un león, un elefante, un tiburón o una jirafa?
Si usted es uno de esos tantos que, ya sea por curiosidad, lástima o equivocación compró o recibió fauna silvestre en su casa, existen formas de resarcir el daño causado, al menos en una parte.
Tan descabellada como suena la idea de tener un animal de este tipo como mascota, así mismo es tener fauna silvestre, animales no domésticos que son sacados de su hábitat natural para venderlos, generando consecuencias catastróficas para su especie, ecosistema e incluso para el humano mismo.
Existe un desconocimiento general sobre este tipo de animales que suelen camuflarse entre perros y gatos como mascotas de muchas familias. La diferencia fundamental radica en que la fauna doméstica es aquella que depende del hombre para sobrevivir mientras que la silvestre puede valerse por sí misma si se encuentra en su ambiente natural.
En la actualidad, el tráfico de especies es el tercer negocio más lucrativo del mundo, después de las armas y la droga. Existen redes completas que se dedican a traficar con animales para venderlos vivos para su exhibición o muertos para el uso de sus pieles, dientes o diferentes partes de uso comercial.
Si usted es uno de esos tantos que, ya sea por curiosidad, lástima o equivocación compró o recibió fauna silvestre en su casa, existen formas de resarcir el daño causado, al menos en una parte. El Área Metropolitana del Valle del Aburrá realiza operativos por los barrios buscando animales que hayan salido ilegalmente de sus ecosistemas. Ellos pueden realizar el decomiso o existe la posibilidad de la entrega voluntaria a través de la línea 385 6000, extensión 127 ó 109.
Cuando la Unidad de Rescate Animal logra recuperar la especie, ésta es llevada al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre donde recibe atención especializada para reincorporarlos a su ecosistema natural. Allí inician un proceso de resocialización donde comienza a relacionarse con seres de su especie después de ponerlo en cuarentena para evitar la transmisión de enfermedades.
Existe un gran riesgo tanto para la especie como para el ser humano de transmisión de enfermedades. Las heces fecales de estos animales poseen una gran cantidad de bacterias peligrosas para el hombre. Sacar un ejemplar de cualquier tipo causa un desequilibrio en el ecosistema, al disminuir el número de su especie, limitar su reproducción e incluso afectar a otras tantas que se alimentan de ésta.
Aunque parezcan felices, estos animales nunca van a serlo conviviendo con el hombre. No pueden establecer comunicación y no pueden reproducirse. Al sinsonte, por ejemplo, es muy común verlo como mascota, su hermoso canto atrae la atención de muchas personas, sin embargo, éste sólo canta cuando se siente triste o está buscando pareja. Para aquellos amantes de los animales silvestres, el mensaje es que los quieran pero en libertad y que denuncien esta práctica a los números mencionados.
Temporada pasada por lluvias
Hoy por hoy en la ciudad es muy normal ver a las personas con abrigos, sombrillas e impermeables. Esta nueva indumentaria ha venido con la temporada de lluvias que azota al país y que parece no lo dejará hasta final de año según lo ha informado el IDEAM.
Tras una temporada de sequía derivada del fenómeno de El Niño, ahora La Niña trae consigo un caudal de lluvias e inundaciones. Estos cambios recurrentes cuestionan a muchos que añoran la época de las cabañuelas o cuando la actividad del clima era cíclica. Sin embargo, fenómenos como el cambio climático interfieren de forma directa en este panorama que no parece ser alentador.
Vale la pena meditar en acciones que, aunque cotidianas, pueden contribuir a que estas temporadas, de las que nadie se salva, no sean tan extremas como hasta ahora. Compartir los cupos del carro, tapar las ollas al cocinar y usar medios masivos de transporte pueden hacer la diferencia para disminuir el impacto que se genera a la atmósfera, gran responsable de la regulación del clima del planeta.