Por: Carolina Zuleta Maya
Hace unos días vi un programa de Oprah Winfrey en el que entrevistó a Jacqui Saburido. Aunque su historia me hizo llorar y doler el corazón, también me dejó un mensaje que me parece que hay que compartir. Aquí está su historia.
Jacqui es una joven venezolana que decidió irse a vivir a USA para aprender inglés. Una noche después de una fiesta sufrió un accidente que cambió su vida para siempre. El 19 de septiembre, 1999, Reggie Stephey, un joven de 18 años salía de otra fiesta, manejando su carro después de haberse tomado algunos tragos. El carro de Reggie chocó contra el carro en el que iban Jacqui y sus amigos. Ella quedó atrapada cuando el carro se incendió y el fuego quemó el 60% de su cuerpo. A pesar de que los médicos no creyeron que fuera sobrevivir, hoy, después de más de cien cirugías, ella está viva. Jacqui antes del accidente, era una mujer linda, como todas estas jóvenes que vemos caminando por nuestra ciudad. Hoy debido a sus quemaduras perdió su pelo, sus orejas, su nariz, los dedos de sus manos y casi toda su visión. No puedo negar que al ver su foto después del accidente, pensé: ¿En un mundo donde las mujeres son valoradas y evaluadas por su belleza, como alguien que se ve como ella puede encontrar la fuerza para seguir adelante? Sin embargo, Jacqui con su increíble espíritu y con el apoyo de su familia, ha hecho que su vida cobre un sentido diferente. Después de ver la entrevista completa, de oírla hablando, riendo y abrazando a la mamá del joven que causó el accidente, pude verla como el gran ser humano que es. Y después la pregunta que me hice fue: ¿Quién soy realmente? ¿Un cuerpo, una cara o mucho más que eso? En la entrevista ella dijo que a pesar de todo lo que ha pasado, se sigue sintiendo la misma persona. Ahora Jacqui invierte gran parte de su tiempo compartiendo su historia para que todos tomemos consciencia de lo grave que es manejar con tragos, de cómo una decisión que tomamos en un instante al salir de una fiesta puede cambiarnos la vida para siempre.
La historia de Jacqui también nos deja una lección aún más profunda, un mensaje que también comparte el libro “Un Hombre en Busca de Sentido”, escrito por Viktor Frankl, – la libertad más grande del ser humano es elegir su actitud frente a cualquier situación. Todos tenemos problemas, cosas que nos entristecen, de las cuales nos quejamos, pero después de ver la historia de Jacqui estoy aún más convencida que está en nuestras manos, y en las de nadie más elegir cómo queremos vivir: positivos y con sentido, o sintiéndonos derrotados.
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¿Quién soy realmente?
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