Las startups aún hoy siguen despertando atracción en el mundo empresarial, sobre todo a los llamados Business Angels, que buscan un gran emprendedor con una excelente idea. Estos inversionistas realizan grandes aportes de capital con la condición de ser parte del negocio y confiando en que alguna de esas empresas emergentes pase de ser un proyecto de gran potencial a una compañía consolidada.
¿La razón? El bajo costo de implementación y de poder generar beneficios en un espacio de tiempo relativamente corto son un gancho para estos inversionistas.
Su forma de trabajo consiste en aportar capital a los startups en etapa de formación o consolidación y, posteriormente, ofrecer personal, su experiencia en los negocios y hasta una red de contactos para apoyar e impulsar a las que están liderando los proyectos que están financiando. De allí que hayan recibido el nombre de “ángeles”.
Otra particularidad es que estos “ángeles”; utilizan fondos propios y no de terceros para concretar las inversiones. Por lo general, suelen involucrarse con las nacientes empresas en las que invierten través de contactos directos, y su decisión de participar se define por los planes de negocio de las compañías.
La búsqueda de innovación constante, asociada con nuevas tecnologías digitales, para alcanzar un crecimiento rápido y sostenido y llegar a un público mayor, realizando una menor inversión (su necesidad de capital es inferior al de las compañías tradicionales), es la norma principal y el mayor atractivo de este tipo de empresas.
Así queda demostrado en las cifras que exhiben las cinco startups más valiosas en 2019: Ant Financial ($150.000 millones), Bytedance ($75.000 millones), Infor ($60.000 millones), Didi Chuxing ($53.000 millones) y We ($47.000 millones).
Desde 2013 las startups, por lo general pequeñas o medianas empresas de reciente creación y con pocos socios, ya acaparaban el interés por su novedad.
Desde entonces han tenido muy clara esta premisa: reinventarse o desaparecer.
Con ese planteamiento, otra de las estrategias que implementan en aras de la innovación constante es explotar nichos de mercado que tengan un gran potencial de negocio, pero limitado en el tiempo.
Su principal herramienta para darse a conocer es Internet e invierten importantes recursos económicos en contratar profesionales capacitados para implementar estrategias de marketing online. También fomentan el trabajo en equipo y la creatividad, con el fin de poder desarrollar esas ideas innovadoras que son su motor.
Según palabras de Steve Blank y Bob Dorf, autores de The Startup Owner’s Manual, las startups son una organización temporal en busca de un modelo de negocio rentable, que puede repetirse y que es escalable. Sostienen que estas empresas emergentes tienen muchas posibilidades de expansión en comparación con otros tipos de compañías, gracias al fuerte componente tecnológico.
Aunque en el camino pueden aparecer algunos inconvenientes -estas empresas operan en un entorno de incertidumbre continuo, sometido a cambios operacionales en función de los resultados obtenidos- se trata de un modelo de negocio destacable.
Las startups no pierden su atractivo porque no se trata de una moda, sino de una necesidad de reinventarse a través de la innovación para no desaparecer. Y quienes las lideran asumen de forma natural los riesgos como camino hacia el éxito, probando nuevas formas de trabajar y comunicarse con el consumidor.
Para ellos el fracaso siempre supone un aprendizaje, porque siempre están en
constante evolución.
Por David Somoza Mosquera