Promoviendo una cultura emprendedora interna, las organizaciones pueden aprovechar una poderosa fuente de innovación, impulsando el crecimiento desde adentro y manteniendo la relevancia en un mundo en constante cambio.
En tiempos de incertidumbre, de desaceleración económica, y de rápidos avances tecnológicos, la innovación se vuelve en un elemento esencial para mantenerse competitivo. Intraemprendimiento es un término planteado por Gifford Pinchot III en 1978, y propone la posibilidad de alimentar un espíritu emprendedor dentro de las organizaciones, para impulsar la innovación y el crecimiento.
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En esencia, el intraemprendimiento consiste en aprovechar la creatividad, el conocimiento y la capacidad de innovación de quienes trabajan en la organización para fomentar el desarrollo de nuevos negocios, productos, servicios o procesos. Para cultivar una cultura intraemprendedora de éxito, las organizaciones deben crear procesos que fomenten la colaboración, la comunicación abierta, la autonomía y la experimentación controlada. Además se requiere un compromiso de la dirección de reconocer y cultivar el mindset intraemprendedor y proporcionar recursos e incentivos para hacerlo realidad.
En este proceso es clave encontrar a las personas correctas, aquellas con visión crítica, altamente creativos, con capacidades para resolver problemas. Personas para las cuales hacer que las cosas pasen, sea su mantra. La magia del emprendedor no está solo en su creatividad e ingenio, sino en la posibilidad de llevar los proyectos a la acción. Por tanto se requiere de personas con alta tolerancia a la frustración, y con un nivel significativo de resiliencia. Porque de muchos proyectos emprendidos, pocos recibirán el beneplácito del mercado. A su vez, se requiere de personas que sean capaces de testear sus ideas, y en el caso en que no encuentren respuesta del mercado, rápidamente se recojan, no para mejorar el proceso, sino para empezar de nuevo.
Distintos estudios han demostrado que las compañías que tienen programas sólidos de intraemprendimiento, sus empleados muestran mayor motivación y compromiso con la organización, adicional a que desarrolla en los participantes del programa capacidades de liderazgo, contribuye a la cohesión de los equipos, y la genera un ambiente creativo. De la misma manera les proporciona mayor conciencia y conocimiento de la empresa y su entorno. El intramprendimiento se configura como una herramienta potente para conectar a los empleados con el propósito de la organización, entender sus mayores desafíos, y entender a profundidad la respuesta del mercado frente a la oferta de valor.
En tiempos de crisis, hay que estar aún más atentos de las posibilidades que otorga el mercado. Un equipo interno dentro de la compañía, que sea capaz de analizar los datos de la organización, y contrastarlos de cara al mercado, le permitirá a la compañía entender donde está generando valor, donde lo está destruyendo, y sobre todo que oportunidades está dejando pasar. Y en esas oportunidades, diseñar, prototipar, testear y evaluar. De ahí podrán salir las nuevas verticales de crecimiento y talvez una reconfiguración de la compañía.
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Los intraemprendedores traen muchas cosas positivas a la organización, pero sobre todo garantizan la sostenibilidad de largo plazo. Dentro de cada organización esta ese intraemprendedor, que hace su trabajo sin mucha visibilidad y reconocimiento. El reto está en encontrarlo, subirle el volumen a su voz, acompañarlo y facilitarle la posibilidad de crear nuevo valor para la organización.