Antes de preguntarnos si debemos revisar, debemos preguntarnos si necesitamos revisar. ¿Hasta qué punto como padre o madre he realizado acciones, he concientizado y conversado con mis hijos para saber que navegarán de manera responsable y segura en internet?
Sady Posada P.
Comunicador Audiovisual y Multimedial
Facilitador TIC
Docente cátedra Tecnológico de Antioquia
Imaginemos internet como un mundo real. Dejar que los niños se enfrenten sin ninguna orientación a este mundo tan vasto, es arriesgarlos a navegar sin herramientas frente a todo lo que pueda suceder.
La orientación necesaria para que los hijos naveguen seguros se trata básicamente de hablar de la importancia de la privacidad, con quién habla o quién ve lo que se publica, la intimidad, el cuidado de los datos personales y no darle click a todo lo que llame la atención en internet, la prudencia al comentar o expresarse con otros, el peligro de seguir algunas tendencias o retos por presión social o por querer ser popular, los contenidos inadecuados para su edad y principalmente, generar este vínculo de confianza para que sepan que si algo sucede puedan contar con sus padres sin sentirse juzgados o estigmatizados.
Los padres, en ejercicio de la patria potestad, constitucional y legal, se encuentran autorizados para asistir, orientar y controlar las comunicaciones de sus hijos menores de edad gracias a una sentencia de la corte constitucional del año 2012 a raíz de múltiples casos sucedidos en Colombia. Los niños tienen derecho a la intimidad, así mismo, gozan tanto en el derecho internacional, como en el derecho interno, de una especial protección. La privacidad hace parte de nuestro desarrollo personal como tal. Pero por ser menores de edad, su seguridad está por encima de la privacidad.
Si un hijo o hija utiliza bien las redes, ha desarrollado un sentido crítico, consciente del uso, de los peligros, del respeto en redes y el autocuidado, no habría necesidad de revisar. Los padres pueden revisar sus contenidos, revisar sus redes sociales, qué controlan, qué publican. Pueden hacerlo, pero no lo hacen bien.
Cuando se hace una revisión o monitoreo de una manera invasiva, controladora, niños y jóvenes generan rechazo frente a esa vigilancia y los padres por tratar de prevenir, promueven comportamientos peores.
Un ejemplo muy sencillo: muchos padres monitorean constantemente el perfil de Facebook de su hijo, tienen su contraseña, revisan sus conversaciones y controlan contenidos. Como el niño sabe de eso y lo ve como un “control”, no como una prevención, crea un perfil alterno, secreto y desconocido para los padres donde pueda comunicarse o expresarse más libremente.
El acceso a internet y la creación de perfiles en redes sociales debe hacerse de manera progresiva. A menor edad del niño se puede realizar un monitoreo y reducirlo de acuerdo con el aumento de edad y confianza que se genere.
Recordemos que la edad mínima legal para tener redes sociales son 13 y 14 años (cada red social tiene su edad mínima establecida), no se trata de cerrar entonces las cuentas o prohibir, sino orientar a un correcto uso y progresivamente dar esta confianza para navegar seguro.
Si se desea hacer un monitoreo por medio de aplicaciones de control parental, que este no sea invasivo, porque el resultado puede ser algo peor. Siempre que se establezcan normas en el hogar, debe ser en un diálogo asertivo, que se entienda que no se trata de restricción sino de prevención.
De acuerdo con la edad, se puede restringir el acceso a determinadas páginas y búsquedas en la web y algunas herramientas como Netflix o Youtube permiten restringir los contenidos, así como el monitoreo del registro de sus actividades.
El problema con el control parental en internet es que al prohibir se genera más curiosidad. Hay que usar estas aplicaciones con precaución ya que por más que trate de proteger a sus hijos, en otros espacios pueden acceder a contenidos inadecuados o crear perfiles alternos para que sus padres no se den cuenta.
Hay que proteger de acuerdo con su edad y hablar con sus hijos sobre el porqué son contenidos inadecuados para ellos, cuáles son los riesgos de hablar con extraños, dar datos personales, atacar o insultar a otros usuarios o, lo más delicado, enviar fotos íntimas. Y el por qué a su edad se deben utilizar bien los dispositivos.
Todo en una justa medida. Las TIC son herramientas positivas y podemos aprovecharlas a nuestro favor, pero que la promoción siempre vaya acompañada de la prevención.