Inspiración en la maleta
Comprar ropa y accesorios por el simple placer de tenerlos es el encanto que Margarita Peláez, diseñadora de la marca Gula, tiene para sus clientas.
Es poco probable que existan mujeres que solo tienen ropa necesaria y básica. Todas por esencia compran más de lo requerido, llenan vacíos emocionales, se recompensan y deleitan azotando las registradoras de la moda. A ese exceso, disfrute y goce de tener más, esa “gula” a la hora de comprar, se dedica Margarita Peláez. Con colores como morado, gris, negro, ocre, opacos, pálidos, diseños que evocan tiempos pasados y mujeres fundamentalmente femeninas y elegantes, la marca Gula se fue desarrollando desde hace 8 años. Margarita cuenta que desde pequeña diseñaba ropa para sus muñecas, dejando poco espacio para otras opciones de carrera. Empezó en sexto semestre de diseño en la Bolivariana con la búsqueda de unos zapatos que la convencieran y sus diseños fueron cautivando a conocidos y amigos. Eventualmente se convirtió en el trabajo de grado y ahí continuó de los zapatos a las carteras, luego llegaron los vestidos de novia y finalmente toda la colección de ropa. Hace tres años tiene un almacén en La 10, que también pasa por cambios de decoración con cada colección nueva.
Con las novias, clientas difíciles de satisfacer y con ideas definidas de lo que quieren, Margarita encontró un nicho de mujeres que se identifican con su estilo: “Cuando me buscan a mí es porque les gusta lo romántico, muy femenino, telas con mucha caída y el vestido siempre termina siendo en ese estilo de diva.” La ropa, de una clara tendencia vintage, se destaca por la elegancia y el glamour, telas importadas, muy elaboradas, manualidades de alta costura, bordados y tinturas a mano cuyo resultado son prendas para ocasiones formales.
Aunque su estilo sea predominantemente otoñal en colorido y siluetas, Margarita saca dos colecciones al año, una más hacia el verano y otra hacia el invierno. Ambas surgen de los viajes que tanto le gustan a la diseñadora. Los destinos más recientes han sido Cuba, Argentina y Nueva York, ciudades en las que puede encontrar antigüedad arquitectónica para inspirarse. “Cuando fui a Cuba, estuve en un hotel muy antiguo que lo abrieron en el 46 y averiguando me mostraron los álbumes de la inauguración y de ahí salió la inspiración para vestidos y accesorios. Ahora en Nueva York también, todas las construcciones son viejas, siempre busco lugares así”. Estos lugares le permiten ampliar la variedad de telas y materiales a la confección de prendas Gula. Para el futuro, sería ideal la Ciudad Luz en pleno calor porque “la idea que uno tiene de París es elegante y muy sobrio, entonces me gustaría sacar de una ciudad que tiene mucha historia, el verano, lo sexy dentro de lo romántico y retro con ese toque de elegancia que tienen las francesas”.
Este año lo termina con el reciente viaje a Nueva York. Un otoño frío pero no adelanta mucho. Los colores de la marca se mantienen: “Mucho morado, gris que es otro básico por descubrir y azul petróleo”. En accesorios estarán los extremos maxibolsos o sobres, botas, botines y zapatos cerrados. Todo dentro de la característica elegancia de Gula.