Impacto ambiental y el mercado

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Un informe reciente de la ONU afirma que si no realizamos cambios que reduzcan
los gases de efecto invernadero a la atmósfera, la Tierra no será habitable para 2050.

Quisiera saber qué siente el lector ante todas las noticias catastróficas del desgaste ambiental. Quisiera saber si emprende cambios o le parece que es otra de las muchas alertas del fin del mundo que se han hecho en la historia y que no llegan a nada.

En mi caso, lo que observo es a la Tierra gritando, de varias maneras, que necesita nuestra ayuda, que necesita que cambiemos. Sin embargo, parecemos ciegos, sordos y mudos ante este hecho.

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Un informe reciente de la ONU afirma que si no realizamos cambios de hábitos personales y como sociedad, que reduzcan los gases de efecto invernadero a la atmósfera, la Tierra no será habitable para 2050. Me entristeció este informe, porque es posible que yo ya no esté, pero seguramente mi hijo sí. Él tendría justo mi edad y yo tengo unas enormes ganas de vivir y me imagino que él también las tendrá en ese momento.

María Claudia Mejía Gil
Por: María Claudia Mejía Gil / [email protected]

Impactos sociales y ambientales positivos

En relación al mercado, campo global en el que se podrían reducir los impactos, existe una cantidad interesante de emprendimientos, los cuales buscan no solo menores impactos con su producción, sino también reducir los residuos por medio de sistemas de reúso de sus empaques o reutilización y reciclado.

Estos emprendimientos generan impactos positivos, cambios de conciencia, de prácticas, que incluso disminuirían el mercado como lo conocemos actualmente y crecerían otras formas de tejer estas relaciones económicas.

Sin embargo, estos emprendimientos en la mayoría de los casos no cuentan con el músculo financiero de las grandes empresas, lo cual les impide darse a conocer.

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Estas empresas se apoyan en el mercado para cuidar el ambiente y la sociedad. Buscan ser sostenibles, basando su operación e ideología mercantil en la variable económica de la sostenibilidad, para apoyar las otras dos variables: ambiental y social. A estas empresas se les puede encasillar en algo que se denomina Empresas B: organizaciones que están enfocadas en impactos sociales y ambientales, más que en ganancias económicas.

 

Las dañinas fachadas verdes

Por otro lado, las grandes empresas están incursionando en categorías y segmentos de productos que promueven el consumo responsable, pero en la mayoría de los casos, de la manera tradicional; es decir, con ingredientes, productos y empaques por lo general tradicionales, generando igualmente impactos con su extracción, producción y desecho.

En algunos casos incluso se observa que estas empresas practican lo que se conoce como el Greenwashing (lavado verde), el cual consiste en añadirles valores ambientales a las marcas y comunicarlos, pero la realidad muestra que es una fachada para aumentar las ventas. Este tipo de publicidad le hace mucho daño al mercado, porque confunde, despista al consumidor, quien después no sabe reconocer cuando una marca verdaderamente está intentando crear menos impacto.

Cuidar la casa que tenemos

Lo que siento es que debemos acelerar este proceso: el de generar menos impacto con nuestras prácticas de consumo. Es uno de los ámbitos en los que sí podemos actuar, porque se relaciona con nuestras prácticas del día a día.

No deberíamos quedarnos callados ni quietos. Protestemos. Gritémosle al planeta que nos preocupa su destino, por medio de nuestras prácticas de cuidado, las cuales hablan por sí solas. Apoyemos estos nuevos emprendimientos, busquémoslos, hagámoslos visibles. Démonos cuenta de la casa que tenemos.

En este contexto, me pregunto: ¿esta situación nos va a superar?, ¿o vamos a lograr encontrar la manera de salir airosos?, ¿será que podemos cambiar el mercado? Y con esto ¿cambiar el destino del planeta?

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