Por Luisa Martínez
Un gran campo de caña de azúcar aparece, hermoso, cubriendo la pantalla gigante. Es la imagen de una tierra cercana, un pasaje a experiencias de infancia, una pieza de recuerdos viejos, un paisaje común. Podría ser un campo de cualquier otro cultivo de tierras colombianas, en donde los campesinos padecen la inclemencia del progreso, pero este es el universo que nos presenta el director caleño César Acevedo, en su primera película La Tierra y La Sombra, que se estrena el jueves 23 de julio en las salas de cine del país.
La Tierra y La Sombra llega de Cannes 2015 como la película colombiana más galardonada en ese festival, en la historia del cine local. Se llevó el premio Cámara de Oro a la mejor ópera prima y tres reconocimientos más: Le Grand Rail D’Or, el Premio SACD –otorgado por la sociedad de autores–, y el France 4 Visionary Award –al cine independiente–. Así, esta obra se une a esas creaciones emergentes que atraen las miradas del mundo a las producciones del país. La película, de aparente sencillez, está cargada de detalles simples que logran su compleja esencia. Y es porque surge de los sentimientos más profundos y honestos de un joven de la ciudad de Cali. La historia se le ocurrió a César Acevedo a los 19 años o, más bien, fue el producto de lo que vivió en ese momento. “Nació de un dolor personal, de la muerte de mi madre y de la soledad que me produjo la ruptura de mi familia. Fue una película con la que traté de volver a los seres que más amaba, hacerle frente al olvido, sacarme los dolores y también cosas buenas”, expresa el director. Los espectadores, afirma, podrán ver una película de lo difícil que es perder los lazos con los seres que más amamos. La producción no es la biografía de César, pero es parte de él: “Hay recuerdos de mi vida, pero sí tomé una distancia porque quería que le llegara a todo el mundo. El universo funciona por sí solo y quien la ve no necesita conocerme para conectarse con él”.
“La película hace que te mueva algo en el interior y te lleva a pensar en la situación de las personas invisibles por la sociedad”, apreciación de Martha Ligia Parra. Foto Cortesía
Para ir más allá de lo personal, la narración toma la historia de una familia campesina que devela cómo, por el progreso, “está en juego el valor del arraigo, de la identidad por la tierra y a lo que se ve enfrentada esta población por la necesidad de vivir”. Ese campo de caña de azúcar que se ve es en El Tiple, un corregimiento del municipio de Candelaria, del Valle del Cauca, y allí permaneció César junto a un equipo de 30 personas durante las cinco semanas de rodaje, entre septiembre y octubre de 2014. Pero la producción es el resultado de un trabajo de 8 años de César y los amigos con los que creció en la vida y en el cine. El director vuelve a este tema porque allí están sus orígenes: “La caña hace parte del paisaje emocional de mi vida y quería hablar de todos esos problemas que se han generado por esta industria, el desplazamiento, las enfermedades… Y mostrar cómo ese progreso ha pasado por encima de los seres humanos y es legitimado por los ojos de la historia y por nosotros mismos”.
A sus 20 años, tenía el guión, la historia, el conflicto… como él dice, el microcosmos que es esta película. Fue por su compañera de pregrado en comunicación social y periodismo de la Universidad del Valle, Paola Pérez, que la película llegó a la productora Burning Blue, de Bogotá, la cual apoyó el proyecto y a la que el director le da el mérito de ser, según afirma, una de las pocas empresas de Latinoamérica que por quinto año consecutivo tiene una producción en el Festival de Cannes. La productora de La Tierra y La Sombra, es la ya reconocida joven paisa Diana Bustamente, también directora artística del Festival Internacional de Cine de Cartagena.
César Acevedo, director de La Tierra y La Sombra. |
Nueva dirección en el Festival de Cine Colombiano
La película La Tierra y la Sombra tuvo un preestreno especial en el lanzamiento de la decimotercera edición del Festival de Cine Colombiano de Medellín que, en un mes, llenará una vez más los escenarios de la ciudad con cine propio. Del 24 al 28 de agosto se proyectarán más de 20 películas colombianas, con entrada libre y que estuvieron en cartelera entre 2014 y 2015.
Este año, la Corporación Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia, creadora del Festival de Cine Colombiano, estrena directora artística: la crítica de cine y docente universitaria Martha Ligia Parra Valencia. El día de su presentación llegó feliz y emocionada. Antes de salir de casa, pensó en el lanzamiento del festival, en la acogida que podría tener, en el nuevo reto que comenzaba. Tal como lo pensó, se llevó una grata recompensa: “Sí, estoy haciendo lo que quería hacer y es el sitio donde quería estar”, expresa Martha Ligia Parra.
Y es que han sido 25 años de trabajo dedicado al cine desde la apreciación, la reflexión, la historia, la investigación. En su experiencia se destaca el ser columnista, jurado de convocatorias y festivales dentro y fuera del país, y autora y coautora de los libros Cine y cinco expertos (Dirección, Arte, Guión) y De la novela colombiana al cine.
Una industria en ciernes
Su intención, en sintonía con la del festival, es acercar al público a las películas colombianas para “que nos reconozcamos en esas imágenes que se están creando y entendamos que es importante para la identidad de un país”. La industria del cine colombiano “está en ciernes”, asegura Parra. Por eso dice que están pasando tantas cosas interesantes. Por un lado se está naciendo y a la vez surgen una cantidad de talentos “precoces” –como el del director César Acevedo– de las escuelas de cine y de las facultades de comunicación. Los temas han cambiado y hay nuevas miradas, aunque no se debe desconocer “que vivimos en una Colombia en guerra. El problema no es hablar de la violencia, –que es tan criticado por los espectadores–, sino la manera de contarla”. Desde su apreciación piensa que “es muy bonito que en medio de la guerra está floreciendo el arte”.
La industria del cine en Colombia “es muy prometedora, porque no solo lo estamos diciendo los críticos colombianos, sino que está siendo reconocida afuera…”. Afirma que al año, en Colombia, se están estrenando 30 largometrajes y que se hacen documentales, animaciones y una gran cantidad de coproducciones, pero el problema es que muchas de esas películas duran muy poco en cartelera. A estas, “se les debe dar mayor oportunidad para que encuentren su sentido, que es el público”, expresa. Piensa que hay unos fenómenos en el cine colombiano muy interesantes, como las películas taquilleras de Dago García. “Esas películas son importantes porque impulsan la industria”.
Martha Ligia Parra, nueva directora artística de la Corporación Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia |
La edición 13
Entre las novedades de este año, según su directora Martha Parra, es que este será un “festival austero”, pero sin demeritar y afectar la calidad artística, la muestra central y la formación académica, que es uno de sus fuertes. Explica que será así porque encontró, que el festival estaba dando pérdidas, por lo que propuso al equipo de trabajo ajustar el presupuesto, ser creativo y concentrarse en lo más importante: fortalecer el espacio.
La música en el cine es el tema del festival, y el diálogo será en un seminario con 11 invitados nacionales e internacionales. Además del Taller de Talentos Cinematográficos, continúa la iniciativa Pelados al Cine, que busca atraer a los jóvenes de barrios, que nunca han ido a una sala de cine. Para próximas ediciones se quiere reforzar la muestra de cortometrajes y abrir un espacio al patrimonio fílmico colombiano.
Esta vez, dentro de los invitados especiales estará el actor, guionista y dramaturgo Humberto Dorado, a quien se le hará un homenaje por su aporte al cine colombiano, con una retrospectiva con seis de sus mejores películas.
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