Historia del barrio Alejandría

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John Uribe, el fundador de Paños Vicuña Santa Fe, vivió con su familia en el Centro de Medellín, en la calle Bolivia, hasta que la crisis financiera del año 1929 los obligó a cambiar de residencia. Se trasladaron a la finca que tenían en El Poblado llamada Alejandría.

Allí vivió por el resto de su vida y poco después de su muerte, su esposa, doña Luisa de Uribe, partió la finca, “lotió” es la palabra exacta, entre sus hijos, conservando para ella la casa principal donde hoy es la unidad residencial Plaza de Alejandría. De esa separación en lotes se formó la Urbanización Alejandría, pues según uno de los descendientes de don John, este sector no es un barrio, sino un conjunto de casas y edificios.

El Poblado rural

Alejandría fue uno de los primeros “barrios” en construirse al sur de la plaza de El Poblado, en una época en que la mayoría de los terrenos hoy urbanizados eran todavía fincas de recreo.

Personas que llegaron entre las primeras familias a vivir en las recién construidas casas de Alejandría recuerdan aún a Lázaro el mayordomo que pasaba cada ocho días a recoger los 100 pesos para el mantenimiento del tanque del acueducto, el cual por muchos años surtió al barrio hasta que fue remplazado por el servicio de Empresas Públicas.

Otros que conocieron la finca recuerdan los tiempos de aquel Poblado rural en el que hacían paseos a caballo por todas estas colinas o a dar vueltas en bicicleta por las pocas calles que, como hoy, había entonces. El Parque era en aquel tiempo como una plaza de pueblo -con iglesia y terminal de buses- a la que bajaba la gente para ir a misa o para hacer compras.

Deliciosa es la palabra con la que describen la vida de entonces, en un ambiente de paz y tranquilidad que le daría sentido a la expresión “todo tiempo pasado fue mejor”.

Los límites de Alejandría eran: por el sur la finca Granada, por el norte con la quebrada La Sucia, por el oriente con las fincas de los Restrepo y los Echavarría y por el occidente llegaba hasta donde hoy es Sudameris.

En aquellos tiempos las lomas eran el camino para comunicarse entre las fincas y para subir hasta la vía a El Tesoro. La Concha, Los Parra, Los González, Los Balsos y El Campestre eran los únicos caminos del sector. La subida de Alejandría no existía y fue construida cuando se urbanizó la finca. Quizás por esto es la única loma que no sale siquiera hasta la Transversal Inferior.

Los lotes

Al morir don John, mediados de los años sesentas, su esposa dividió la finca en lotes, pero el barrio no se formó inmediatamente pues la venta de éstos fue más bien lenta, como recuerda uno de los miembros de la familia. Aun así, poco a poco fueron llegando los nuevos habitantes provenientes muchos del Centro, algunos con sus familias recién formadas, para construir sus hogares en Alejandría.

El tamaño del lote y el tipo de construcción eran elegidos por cada comprador a su gusto. Todos hicieron casas que para los estándares de hoy son inmensas y muy bonitas. Eso las hizo muy apetecidas en los últimos años tanto por los constructores -por lo grandes- como por las empresas que se querían establecer en El Poblado -por lo cómodas y bonitas y por la calidad del sector.

Hace unos pocos años comenzó el remplazo de las casas por condominios habitacionales y últimamente por edificios de oficinas como el que construyen actualmente en la esquina de Alejandría con la Avenida El Poblado.

Al ver los cambios que ha sufrido El Poblado en estos años, las personas que vivieron aquellos tiempos en que la naturaleza era el factor dominante aquí, dejan escapar un suspiro nostálgico por la que recuerdan como una de las zonas más bonitas de Medellín y de muchas ciudades en el mundo.

Algunos son francos y dicen que El Poblado se urbanizó no sólo porque Medellín no tenía más para donde crecer, sino porque las obras de valorización obligaron a muchos a vender sus fincas, las cuales se hacían insostenibles por el pago de tan tas obligaciones.

Así pasó en Alejandría y en otros barrios como Patio Bonito y Villa Carlota con la construcción de la Avenida El Poblado. Irónicamente, tal como recuerdan algunos habitantes de Alejandría de vieja data, en esos tiempos se demoraban menos para ir al Centro por la carretera que dio paso a la avenida.