“El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe
absolutamente” Lord Acton
Este episodio de Nicolás Petro, hijo del presidente Gustavo Petro, remueve la historia de Colombia en la que aparecen repetidamente los hijos del ejecutivo, y un muy interesante estudio con un original planteamiento en lo ético-moral del sociólogo estadounidense Edward Banfield, que en 1958 publicó el libro Las bases morales de una sociedad que retrocede con la sugestiva tesis del familismo amoral.
La denominación Hijos del Ejecutivo aparece en la historia de Colombia en la presidencia de José Manuel Marroquín, quien tuvo siete hijos, de los cuales uno pasó a la historia, Lorenzo Marroquín Osorio, a quien le encantaba el dinero. Fue él quien construyó el famoso Castillo Marroquín que hoy todavía existe en Bogotá, en la autopista norte. Él manejaba el gobierno de su padre entre bambalinas y tuvo mucho que ver en la repartición de dinero por la separación de Panamá; y aseguran que le tocó una gran tajada.
Miguel Antonio Caro bautizó a Lorenzo Marroquín como el Hijo del Ejecutivo y el calificativo se popularizó en las tertulias políticas de esa época e hizo carrera hasta el presente. Lorenzo llegó a ser senador cuando su padre fue presidente.
Miguel Antonio Caro, copartidario de Marroquín que terminó siendo su acérrimo enemigo, escribió estos versos a propósito:
Reinado marroquinesco
Traición ejecutada a salva mano;
quebrantados solemnes juramentos
y de la ley de Dios los mandamientos
todos, con faz piadosa y pecho insano.
Cintica azul y proceder villano;
mozuelos educados en conventos
y hoy de maldad perfectos instrumentos,
dando tortura a inmaculado anciano.
Monopolio de bestias y monturas,
honradez y billetes a montones
mucho rejo, mucho ajo y mucha muera;
este es el santo régimen, las puras
almas e incorruptibles corazones;
ésta ¡oh pueblos!, la histórica bandera.
Los hijos del ejecutivo, desde esa época han continuado su camino hasta nuestros días. En la lista aparecen dos de los hijos de Alfonso López Pumarejo, Alfonso y Pedro López Michelsen, acusados por Laureano Gómez: Alfonso, por negociados con la empresa holandesa Handel; y Pedro, que fue implicado en el asesinato de “Mamatoco”. En la dictadura Gustavo Rojas Pinilla, también hubo escándalos por las acciones de sus hijos. Rojas le entregó a su hija, María Eugenia Rojas, el programa de la Secretaría Nacional de Asistencia Social (Sendas). Ella y su esposo, Samuel Moreno Díaz, fueron señalados de cometer actos de corrupción desde esta entidad. Los hijos de Álvaro Uribe fueron señalados de supuestamente aprovechar ser Hijos del Ejecutivo, para comprar unos terrenos en Mosquera cuando eran rurales, y luego lucrarse con la declaratoria de zona franca de estos predios.
Familismo amoral es el principio según el cual los individuos velan por encima de todo y sólo por ellos mismos y por su familia, y cualquier cosa que hagan en beneficio propio o de los parientes próximos y los amigos próximos y equivalentes será moralmente positivo y reconocido como tal. Banfield describe un sistema de valores familiares que llega a legitimar conductas de clanes mafiosos donde el nepotismo y la delincuencia, organizada familiarmente, hacen retroceder a la sociedad como conjunto. Es obvio que los lazos familiares establecen afectos, solidaridades y obligaciones recíprocas, pero en ningún momento deben tener una supremacía sobre las normas sociales como para habilitar excesos de transgresión.
En este familismo amoral, de acuerdo con su historia y desarrollo, cabe perfectamente la familia Moreno Rojas, cuando sus hijos Samuel, exalcalde de Bogotá recientemente fallecido, e Iván, exalcalde de Bucaramanga, han sido condenados y encarcelados por corrupción. Ellos vienen de una familia que tiene algunos antecedentes de malos manejos en lo público, que dejan ver cómo sus valores ético-morales han estado del lado del familismo amoral y condenados por la ley. Los otros Hijos del Ejecutivo que figuran podrían ser familiares amorales que así crean interrogantes sobre sus cercanos.
Estos episodios dejan una bien importante reflexión: será que se están formando buenos hijos, pero no tan buenos ciudadanos…