Hace 20 años, el 21 de abril de 2002, fueron secuestrados Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri, en la Marcha hacia Caicedo. Su pensamiento y su lucha siguen vigentes.
En abril de 2002, hace exactamente 20 años, el entonces gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria Correa, acompañado de Gilberto Echeverri Mejía, Comisionado de Paz del departamento, animó a cerca de dos mil caminantes a realizar una marcha de cinco días entre Medellín a Caicedo, con el fin de llevar un mensaje de solidaridad y reconciliación a la guerrilla de las Farc, que mantenía asediada a esta comunidad del Occidente antioqueño.
Enmarcada en la filosofía de la Noviolencia, esta marcha fue una de las iniciativas más importantes emprendidas por gobernantes y sociedad civil para tratar de frenar el baño de sangre en Colombia. Pero el mensaje de paz no fue suficiente, y ese gesto de mano tendida fue respondido con el secuestro de los dos dirigentes. Un año después, en 2003, un intento de rescate improvisado y torpe, por parte del Ejército Nacional, terminó en la muerte de ellos y de ocho militares que los acompañaban.
“Un pensamiento que sigue vigente, pertinente, necesario, aún después de tantos años”
En el vigésimo aniversario de este hecho tan doloroso para la historia del país, la gobernación de Antioquia conmemoró simbólicamente la marcha y revivió el pensamiento de Guillermo Gaviria y de Gilberto Echeverri. Un pensamiento que sigue vigente, pertinente, necesario, aún después de tantos años.
Guillermo Gaviria defendió con su vida los preceptos de la Noviolencia. Esta filosofía, decía, “acerca los espíritus, acerca las almas, acerca a los seres humanos y nos permitirá, juntos, construir caminos verdaderos de transformación social”. En el cautiverio, su convicción seguía intacta, pero el tiempo transcurrido le permitió también entender que la dirigencia de nuestro país necesitaba cambios profundos, antes de alcanzar la paz. En una carta enviada a su padre, decía: “Nuestros líderes y dirigentes tradicionales han logrado enseñarnos a hacer de la hipocresía una estrategia de éxito. Yo siento hoy que la política que predomina en nuestro tiempo parece tener como norma que ‘el fin justifica los medios’. Ya para mí esta máxima no es válida ni aceptable. Si queremos un fin noble y deseamos que se consolide y perdure una verdadera transformación social, quienes hemos asumido la responsabilidad de gobernar y dirigir, más aún debemos ‘cuidar los medios’ “.
Retumban también las palabras de Gilberto Echeverri, quien luchó incansablemente por lograr el fin de la violencia en Colombia. ¡Cómo hubiera celebrado la firma del Acuerdo de Paz, en 2016! Seguramente sentiría que su lucha no fue en vano.
Un texto suyo titulado “Mi sueño de paz” resume el anhelo de toda su vida: “Si queremos salir adelante, no existe otra alternativa a que el país se levante como un solo hombre, y asumiendo la búsqueda de la paz como el ‘propósito nacional’ que les pidiera Alberto Lleras a sus compatriotas, convierta esta general oscuridad, que hoy no nos permite ver unos pocos metros adelante, en la que precede al reventar de la aurora. Aurora que yo anhelo de convivencia y de progreso para una Colombia que sea patria generosa de todos. Porque es indispensable, debería ser posible”.