Descubierto a finales de los 80 por Carlos Castaño Uribe, en su momento director de Parques Nacionales, el Parque Natural Serranía del Chiribiquete es una de las zonas más excepcionales del planeta y un tesoro de la humanidad, no solo por sus riquezas naturales, como los tepuyes, o paredes de mesetas, de hasta 900 metros de altura, sino también por su valor cultural. Una muestra de ello son las pinturas rupestres y sus más de 75.000 pictogramas, con figuras humanas y el imponente jaguar como línea común, de acuerdo con los hallazgos de las expediciones de investigación científica.
Con el ánimo de conservación y de protección, el acceso al parque nacional no está permitido, por eso son valiosos los esfuerzos como los de Vivir en El Poblado y del Grupo Sura, de promoción del conocimiento del Parque Natural ubicado entre Caquetá y Guaviare, del que todos debemos ser guardianes.